¡Cuántas veces salí por esta
puerta de la Sacristía de
Payo de Ojeda detrás del cura Don Lucinio para ayudarle a decir la
Santa Misa! Mi prima Clementina Serrano, la hija de mi tío Nicolás que ahora vive en Vitoria, me ha recordado que en una ocasión de las muchas que salía con una pequeña cesta para pedir la limosna a todos los feligreses por entre los bancos de la
Iglesia, me oyó decir los siguiente: "Una limosna para Don Lucinio, para el manco (Chus el Sacristán) y para mí". (Soy Manolito Serrano,
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