Los jóvenes pinos contemplan con admiración la belleza de las montañas palentinas.
El ritmo de las estaciones ofrece diferentes vistas del valle de la Ojeda. Aquí, aparece La Vid escondido entre el frondoso monte y la majestuosa Peña Amaya.
El Espigüete resalta al fondo con toda su belleza y grandiosidad.
!Qué bella es mi tierra!
Cuando el calor de verano aprieta, nada mejor que sentarse a la sombra de la gran chopa a la orilla del río.