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Ventanucos con historia 6- AV
(...) en el atrio de la iglesia,
Atrio. (Del lat. Atrium).
2. M. Andén que hay delante de algunos templos y palacios, por lo regular enlosado y más alto que el piso de la calle.
EC p. 25 (Cátedra Delibes).
Anubarrado- DVSC p. 81- (Cátedra Delibes)
A la derecha del camino, el pueblo se apiñaba al abrigaño de la roca, entre la fronda de las hayas, emergiendo del sotobosque de zarzamoras, hierbabuena y ortigas. La vaguada se remataba allí, en una abrupta escarpadura cuyas crestas hendían el cielo anubarrado y, en torno a las cuales, revoloteaban las chovas...
Anubarrado, da.
1. Adj. Nubloso, cubierto de nubes.
¿Os acordais de los hachones? Hachones: Velas altas que se ponen en los hacheros. Los hachones pueden medir un metro. Cada familia tenía un hachero en su casa. Hachero: mueblecito de madera pintado de negro con tres baldas horizontales y dos verticales en los extremos. Las baldas horizontales tenían cuatro agujeros para meter por ellos los hachones. Algunos hacheros tenían un cajón anejo a la balda horizontal más cercana al suelo. Allí se metían las cerillas o velas pequeñas o un trapo para limpiar ... (ver texto completo)
" La voz de Rafa se fue haciendo, progresivamente, más cálida, hasta alcanzar un tono mitinesco:
-Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende?
Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir el proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil.
El señor Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, ... (ver texto completo)
Estos árboles fueron plantados por el pueblo. Queda constancia para el futuro.
Santiago y santos atropando ajos.
Aunque parezca mentir, cortar la leña es un arte. Y aquí está el artista en acción.
Daniel se encuentra inmerso en un mundo de formas religiosas: los toques de las campanas de la iglesia, le suscitan estados de ánimo ricos y muy diversos: “Daniel, el Mochuelo, acostumbraba a dar forma a su corazón por el tañido de las campanas [...] el corazón de Daniel, el Mochuelo, se tornaba mollar y maleable -blando, como el plomo derretido- bajo el solemne tañir de las campanas” [El camino, de Miguel Delibes: la “circunstancia” rural de Daniel, el Mochuelo. Jorge Urdiales Yuste).
La Naturaleza proporciona a Daniel múltiples actividades placenteras y recreadoras: en el río, donde pescaba con sus amigos cangrejos a mano; en la Poza del Inglés, donde se bañaba con ellos, superada la etapa de coger moras o majuelas, avellanas silvestres o jaramugos; el ir a pájaros con Germán, el Tiñoso, “experto pajarero” era “un don de inapreciable valor” para Daniel y Roque (El camino, de Miguel Delibes: la “circunstancia” rural de Daniel, el Mochuelo. Jorge Urdiales Yuste).
“No era Daniel, el Mochuelo, quien llamaba a las cosas y al valle, sino las cosas y el valle quienes se le imponían, envolviéndole en sus rumores vitales, en sus afanes ímprobos, en los nimios y múltiples detalles de cada día” (Delibes, El camino).
La vida de campo facilita algunos conocimientos de importancia. Basta asociar el parto de las conejas con el de las madres. El descubrimiento de la realidad de las cosas no empequeñece lo que de suyo es magno. El conocimiento que el niño hace de tales realidades es humano y menos conceptual que en la ciudad: “Daniel, el Mochuelo, escuchaba las palabras de Moñigo todo estremecido y anhelante. Ante sus ojos se abría una nueva perspectiva que, al fin y al cabo, no era otra cosa que la justificación ... (ver texto completo)
El valle significa mucho para Daniel. El valle es la cima y cifra de su contacto con la Naturaleza. Se sienta con sus amigos en una prominencia desde la que contemplan el ancho espacio de valle y se dejan invadir por “una unción casi religiosa la lánguida e ininterrumpida vitalidad del valle” . El capítulo III de El camino es particularmente revelador al respecto (El camino, de Miguel Delibes: la “circunstancia” rural de Daniel, el Mochuelo. Jorge Urdiales Yuste).
“Muchas tardes, ante la inmovilidad y el silencio de la Naturaleza, perdían el sentido del tiempo y la noche se les echaba encima” [ El camino, de Miguel Delibes).
El balance de la infancia de tristezas y dichas en el medio rural, vista en su conjunto, es de felicidad. Aunque no faltan las penas ni los disgustos, la infancia parece casi sólo una etapa de la vida llena de encantos. Su tiempo es tiempo dilatado y más largo que el del resto de la vida. En el pueblo de Daniel también ocurre así. Daniel tiene una enorme losa sobre su existencia: su padre la ha condenado a progresar. “Le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto”. El sufrimiento no era solamente ... (ver texto completo)
El valle significa mucho para Daniel. Se sienta con sus amigos en una prominencia, contemplan y se dejan invadir por “una unción casi religiosa la lánguida e ininterrumpida vitalidad del valle”...En una ocasión Daniel está a punto de marearse, pensando en una estrella que cae y cae sin tropiezo... : “- No me hagas esas preguntas; me mareo. -¿Te mareas o te asustas? -Puede que las dos cosas”. Le “empezaba a dominar también un indefinible desasosiego cósmico”. En el Moñigo, el desasosiego cósmico de ... (ver texto completo)