Esta villa, que fue en el
medievo una localidad dedicada a criar
ganado mayor, fue donada por Alfonso VIII a Pedro Martínez de Ihobas, en reconocimiento a sus servicios
militares, quien a su vez la cedió en 1170 a la abadía de
San Miguel de Treviño.
Ya era citado Espinosa del Cerrato en la documentación de Alfonso VIII en 1167.
La villa de Espinosa, tal apodada de Riofrancos, fue fortificada a finales del siglo IX, donde existiera una donación de esta villa al
monasterio premostratense se San Miguel de Treviño, vendiendo este
pueblo en 1323 a Palenzuela.
A mediados del siglo XIV Espinosa pertenecía a la reina. Ya en 1752 era un lugar de señorío de la jurisdicción de Palenzuela, manteniéndose pleito por su pertenencia entre la Duquesa de Alba y el Conde de Benavente.
Todavía en el siglo XVIII contaba la localidad con seis
ermitas dedicadas a San Fructuoso, el Humilladero, San Miguel, San Cristóbal, San Roque y
Santa Lucía, quedando en la actualidad la de Nuestra Señora de Lanco, cuya
escultura, del siglo XVI, se conserva en la
iglesia parroquial.
Debe su nombre o topónimo Espinosa al sustantivo latino ”Spinus” al que se añadió el sufijo “-osa” que da abundancia, dando todo ello significado de lugar abundante en espinos. Lo “de Cerrato” es un anexo localizado que proviene del latino “cirras”, más “ato”, o predominio de, dando lugar al significado de predominio de cerras, erestas, etc.
La villa de Espinosa, tal apodada de Riofrancos, fue fortificada a finales del siglo IX, donde existiera una donación de esta villa al monasterio premostratense se San Miguel de Treviño, vendiendo este pueblo en 1323 a Palenzuela.
En el año 1352, la villa de Espinosa, pertenecía a la Merindad del Cerrato, y a la jurisdicción de Palenzuela.
A mediados del siglo XIV Espinosa pertenecía a la reina. Ya en 1752 era un lugar de señorío de la jurisdicción de Palenzuela, manteniéndose pleito por su pertenencia entre la Duquesa de Alba y el Conde de Benavente.