Sergio, tenemos la suerte de por haber estado cierto tiempo, bien de vacaciones ó viviendo, podemos comparar y admirar la vida en unos sitios u otros.
Es cierto, y es un dicho mío, que donde vas debes buscar la belleza del lugar, si sólamente quieres ver lo feo no estarás agusto.
Nosotros en Congosto veíamos la belleza de los chopos, del río, del entorno y si lo han quitado sufrimos una decepción porque no comprendemos que los recuerdos que teníamos del lugar nos los han borrado como si se tratara de formatear un disco duro.
Me comentas de la insensatez que han hecho con el río Boedo, recuerdo que había dos caminos por donde íbamos, los corrales y por la carretera, al llegar a los primeros (ahora desaparecidos) chopos, había un camino que llevaba hasta el Valle de Boedo, había que subir y bajar dos cuestas, en una de ellas había dos robles grandes, que te permitían refrescarte con su sombra, le decían "los roblones", y cuando llegabas ibamos directamente a la fuente/manantial, imposible meter mucho tiempo la mano dentro, por la frialdad del agua, donde como bien dices se metía vino, etc., para refrescar, y no se necesitaba nevera.
Recuerdo en visperas de una fiesta, estuvimos pescando varios amigos, y pescamos veitiocho kilos de cangrejos, que al día siguiente cayeron en la plaza delante de la cantina de Aurelia.
¿Aún continúa la cantina?. Echo de menos sus dulces, su cerveza, las anchoas que allí tomábamos, en las tres habitaciones que había con mesas y bancos.
¡Que recuerdos imborrables!
Un fuerte abrazo para todos, Sergio, Irene, Raquel, Asun, Laura y cómo no, a tí que sé que estás ahí Charo.
Eduardo.
Es cierto, y es un dicho mío, que donde vas debes buscar la belleza del lugar, si sólamente quieres ver lo feo no estarás agusto.
Nosotros en Congosto veíamos la belleza de los chopos, del río, del entorno y si lo han quitado sufrimos una decepción porque no comprendemos que los recuerdos que teníamos del lugar nos los han borrado como si se tratara de formatear un disco duro.
Me comentas de la insensatez que han hecho con el río Boedo, recuerdo que había dos caminos por donde íbamos, los corrales y por la carretera, al llegar a los primeros (ahora desaparecidos) chopos, había un camino que llevaba hasta el Valle de Boedo, había que subir y bajar dos cuestas, en una de ellas había dos robles grandes, que te permitían refrescarte con su sombra, le decían "los roblones", y cuando llegabas ibamos directamente a la fuente/manantial, imposible meter mucho tiempo la mano dentro, por la frialdad del agua, donde como bien dices se metía vino, etc., para refrescar, y no se necesitaba nevera.
Recuerdo en visperas de una fiesta, estuvimos pescando varios amigos, y pescamos veitiocho kilos de cangrejos, que al día siguiente cayeron en la plaza delante de la cantina de Aurelia.
¿Aún continúa la cantina?. Echo de menos sus dulces, su cerveza, las anchoas que allí tomábamos, en las tres habitaciones que había con mesas y bancos.
¡Que recuerdos imborrables!
Un fuerte abrazo para todos, Sergio, Irene, Raquel, Asun, Laura y cómo no, a tí que sé que estás ahí Charo.
Eduardo.
