Como siempre llevas razón Charo, veo, miro y admiro las fotografías que puso Irene, que me ayudan a mantener el recuerdo de Congosto, y que me llevan en el mismo, a recordar lo que fué esta "olma seca" situada junto a la entrada de la ermita de la Virgen del Otero. En mi mente siempre estará con sus ramas repletas de hojas que proporcionaban sombra a todo caminante que se acercaba a orar por el ventanuco posterior, y disfrutabamos de la brisa que allí hacía sentados debajo de ella.
Seguramente soy...