No tuve Play Station ni Wii, jugaba al escondite. La hora de meterme a
casa era cuando se hacía de
noche y mi madre no me llamaba al móvil, me gritaba: "Adeeeeeentroooo!" Jugaba con mis
amigos, no chateaba. No existía el gel antibacteriano, jugabamos con tierra. Nos dejaban jugar en la
calle aunque diera muy fuerte el sol