POZOS: Un viaje a Pozos. (Invierno)...

Un viaje a Pozos. (Invierno)

Desde “La rasa” se divisa el pueblo. Está rodeado de cumbres que a modo de centinelas velan su belleza y su historia. Sobre él un cielo de azul intenso, salpicado de nubecillas de formas caprichosas que poco a poco se van formando y deshaciendo.
Entro en el pueblo. Voy caminando y voy recordando. Miro a un lado y a otro. Escucho pero no oigo nada, no veo a nadie. Hay un silencio profundo en sus calles desiertas.
Casas con sus puertas y ventanas cerradas. Pajares con la techumbre destruida.
Allí donde antes los mayores, los jóvenes y los niños lo llenaban todo de vida. Allí donde las gentes se movían por el pueblo o por el campo, ahora sólo se oye el silencio.
Pero ese silencio grita. Recorro la noche de mis días, escapo de las calles de la vida. Oigo los ecos lejanos de voces y palabras de un pasado siempre presente.
En ese silencio aún resuenan en mi memoria el tintineo de los esquilones que hacían coro con el balido de las cabras y el ladrido de los perros. Oigo el quejido chirriante de los carros. El sonido de una flauta y el tamboril. El repicar de las campanas…Veo mujeres atizando el puchero en la llareira, hilando en los corredores o tejiendo en los seranos…
Cuando llega el verano se apaga ese silencio tan profundo. En el verano casi todos vuelven a Pozos por unos días. Vuelven al pueblo que llevan en su alma. Cuando están aquí, el pueblo recupera la vida y alegría. Es el encuentro de unos pocos con los que están fuera. Es la ruptura de ese silencio que duele.
Un cariñoso recuerdo desde aquí para todos los que allí viven, para los que van cada poco y a los que van menos. Para todos un fuerte abrazo.

PEPE