El rebaño es el conjunto de ganado de todo el pueblo, habia cuatro rebaños de cabras y ovejas en el pueblo, dos rebaños en la Villa y uno enel Uteiro.
El ganado menudo era un complemento económico importante en la vida del campesino. La aportación proteínica que se sacaba de ella era fundamental en una dieta alimentaria (la leche y la carne) bastante pobre y el único dinero era de la venta de corderos, cabritos y terneros....
De las ovejas y cabras se aprovechaba la leche para comer, además de la lana y la piel: «La lana y el lino vestía a todo el pueblo.»
EL REBAÑO tenía que salir y volver todos los días al pueblo. Iban dos o cuatro pastores, si se separaban cabras de ovejas dos con cada uno..
Durante el invierno, cuando caían grandes nevadas, la vecera podía no salir. Entonces permanecía en las cuadras alimentándose, ovejas y cabras, a base de rebeddeiros de fuyacos, es decir, haces de hojas de roble, chopo, que cortaba en otoño y se guardaban en los subiaus.
El tiempo era malo, inviernos muy duros,, las hembras parían y había que darle sobgrealimentación con nabos remolachas, berzas, pataas, (era la cupación de la niche anterior picar para las cabras y ovejas paridas, en esos tiempos abundaban muchjo los lobos. lobos...
«El pastoreo era de un día por cada doce cabezas de ganado. Solía ir una persona cuando te tocaba de cada casa.
Una vez al año se contaban el ganado con el fin de censar los animales de cada casa. Los días de pastoreo estaban muy delimitados para que el reparto fuera también equitativo por docenas de cabezas. Las ovejas que sobraban a la hora de hacer las cuentas del reparto de turnos se tenían en cuenta para la guardarlas (vez) siguiente. Se conservan todavía en la memoria de la gente cada uno de los detalles: «Eran doce ovejas cada día a todas las velías; si tres, un día cada medias velías, por cinco igual que por tres y por ocho igual que por seis... Durante el invierno por cuatro se pastoreaba un día; por ocho, dos; por cinco una vuelta un día y a la cuarta vuelta se pastoreaba dos».
De otra manera «El que tenía pocas no le tocaba pastorear a menudo». Todo el mundo sabía lo que tenía que cuidar el vecino y no se admitían diferencias o gente que no cumpliera con su turno.
La existencia de multas es clara. Se sabía perfectamente que nadie podía dejar de cumplir con su parte porque si no el rebaño corría el riesgo de desaparecer
Cada familia tení una señal que se le ponía al gando en las orejas todos conocían las señales de los otros....
El turno pasaba de casa en casa recorriendo todos los componentes de cada rebaño y siguiendo siempre el mismo orden: «Ya se sabía la vez por donde iba. Por la tarde, desde que venía, que recogía cada uno las suyas, había que llevar la vez al pastor del día siguinete y si alguién se le olvidaba tenía que ir él al día siguinet. Descuida, que a nadie se le olvidaba; todo el mundo tenía poca gana de pastorear.»
El enemigo principal del rebaño era la niebla, la nieve, el mal tiempo..: se perdían las ovejas o cabras, algunas veces se quedaba en el monte un tagayo de ganado y podía venir el lobo. Y entoncés rezaban el responso de San Antonio para encontrarlas y que el lobo no se las comiese....
El ganado menudo era un complemento económico importante en la vida del campesino. La aportación proteínica que se sacaba de ella era fundamental en una dieta alimentaria (la leche y la carne) bastante pobre y el único dinero era de la venta de corderos, cabritos y terneros....
De las ovejas y cabras se aprovechaba la leche para comer, además de la lana y la piel: «La lana y el lino vestía a todo el pueblo.»
EL REBAÑO tenía que salir y volver todos los días al pueblo. Iban dos o cuatro pastores, si se separaban cabras de ovejas dos con cada uno..
Durante el invierno, cuando caían grandes nevadas, la vecera podía no salir. Entonces permanecía en las cuadras alimentándose, ovejas y cabras, a base de rebeddeiros de fuyacos, es decir, haces de hojas de roble, chopo, que cortaba en otoño y se guardaban en los subiaus.
El tiempo era malo, inviernos muy duros,, las hembras parían y había que darle sobgrealimentación con nabos remolachas, berzas, pataas, (era la cupación de la niche anterior picar para las cabras y ovejas paridas, en esos tiempos abundaban muchjo los lobos. lobos...
«El pastoreo era de un día por cada doce cabezas de ganado. Solía ir una persona cuando te tocaba de cada casa.
Una vez al año se contaban el ganado con el fin de censar los animales de cada casa. Los días de pastoreo estaban muy delimitados para que el reparto fuera también equitativo por docenas de cabezas. Las ovejas que sobraban a la hora de hacer las cuentas del reparto de turnos se tenían en cuenta para la guardarlas (vez) siguiente. Se conservan todavía en la memoria de la gente cada uno de los detalles: «Eran doce ovejas cada día a todas las velías; si tres, un día cada medias velías, por cinco igual que por tres y por ocho igual que por seis... Durante el invierno por cuatro se pastoreaba un día; por ocho, dos; por cinco una vuelta un día y a la cuarta vuelta se pastoreaba dos».
De otra manera «El que tenía pocas no le tocaba pastorear a menudo». Todo el mundo sabía lo que tenía que cuidar el vecino y no se admitían diferencias o gente que no cumpliera con su turno.
La existencia de multas es clara. Se sabía perfectamente que nadie podía dejar de cumplir con su parte porque si no el rebaño corría el riesgo de desaparecer
Cada familia tení una señal que se le ponía al gando en las orejas todos conocían las señales de los otros....
El turno pasaba de casa en casa recorriendo todos los componentes de cada rebaño y siguiendo siempre el mismo orden: «Ya se sabía la vez por donde iba. Por la tarde, desde que venía, que recogía cada uno las suyas, había que llevar la vez al pastor del día siguinete y si alguién se le olvidaba tenía que ir él al día siguinet. Descuida, que a nadie se le olvidaba; todo el mundo tenía poca gana de pastorear.»
El enemigo principal del rebaño era la niebla, la nieve, el mal tiempo..: se perdían las ovejas o cabras, algunas veces se quedaba en el monte un tagayo de ganado y podía venir el lobo. Y entoncés rezaban el responso de San Antonio para encontrarlas y que el lobo no se las comiese....
