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POZOS: LA MATANZA DEL GORRINO....

LA MATANZA DEL GORRINO.
Cuando llegaban los primeros HIELOS del invierno, ya se podía pensar en ese gran día que era la matanza.

El días antes de la matanza ya comenzaban los preparativos. Los hombres afilaban los cuchillos y el hacha, sacaban el banco o " y el gancho... Las mujeres fregaban la caldera de cobre con vinagre y sal "granzuda"; limpiaban artesas, baldes, calderetas y; el pimentón, la sal gruesa... y elegían las mejores cebollas matanceras.

El día de la matanza se consideraba como una fiesta, así que los chicos no acudían a la escuela. Por la mañana iban entrando en el cuarto o comedor de la casa aquellas personas que ayudarían en las múltiples labores de esas jornadas. Se tomaban una copa de aguardiente y unas pastas que el ama de casa había preparado para tal ocasión, y así cogían la fuerza y el calor suficiente para enfrentarse al sacrificio del cochino,

Después del refrigerio matinal, llegaba el momento cumbre de la jornada. Se iba a buscar al animal, que llevaba algunas horas sin comer. El cerdo, entre gruñidos, acababa por salir del corteyo a fuerza de empujones y tirones de orejas y rabo, sin que faltase la ocasión en la que el animal echaba a correr y tiraba por tierra a todo el que intentara sujetarlo.

Cuando por fin se conseguía aplacar las iras del cerdo, se le subía en el banco y algún experto familiar o vecino le clavaba el cuchillo. Las mujeres se apresuraban a recoger la sangre en una caldereta para después elaborar las ricas morcillas.

La muerte del cerdo servía para hacer más felices a quienes continuaban vivos, la carne del cochino servía para todo el año y quien no hacía matanza lo pasaba mal..

Seguía la alegría al chamuscar al guarro, haciéndolo con pachizas de paja de centeno en llamas.

Chamuscado ya el cerdo, se lavaba con agua y se raspaba con cuchillos pequeños para que su piel quedase bien limpia, y a continuación se le sacaban las pezuñas con un gancho,
Despues se le abría y se le sacaba, las asaduras, el sebo, la grasa, las tripas...

Luego se colgaba dentro de casa en canal, Acabado de colgar, se cortaba un trozo del cochino y se llevaba como muestra para que lo analizase el veterinario de Truchas.

Las madres, preparaban el almuerzo, que consistía en patatas con fegato y libianos y sangre, fritada de hígado, la pajarilla, las criadillas y retales de tocino fresco, resultando de todo ello un manjar exquisito, al menos en el recuerdo de quienes vivimos aquellas inolvidables matanzas.

Terminado el ágape, las mujeres hacían dos grupos: el uno iba a la Canal y a la Fuente de la Canalica a lavar las tripas, las otras mujeres prepara<banen la artesa pequeña el mondongo para la morcillas de sangre, las andrayas baotillos, se preparaban despues de deshacer el gocho.

El segundo día, todos los hombres que participaban en la matanza llegaban temprano para estazar (descuartizar) el guarro después de haberse tomado la imprescindible copa de aguardiente para combatir los rigores invernales.

Según iban descuartizando el cerdo, iban colocando cada pieza (espinazo, costillares, lomos, jamones, paletillas, cabeza, etc.) en la artesa correspondiente, al tiempo que cortaban los trozos de magro alrededor de los huesos que servirían más tarde para hacer los chorizos y las androyas.

Poseer una máquina de picar carne era todo un lujo en aquella época, las había contadas en el pueblo, así que la mayoría de las vecinas del pueblo se dirigían a casa del ama para pedir prestada la picadora y hacer los chichos. Con el magro se llenaban días después los intestinos para hacer los chorizos..
A continuación se preparaba el adobo en las artesas y se colocaban dentro los huesos, los lomos, los costillares, las orejas, la lengua, etc.

La conservación de estas carnes constituía otro ritual. Sacadas del adobo unos días después, se colgaban en el techo de la cocina para que se fueran secando al humo. Las morcillas, por ejemplo, se consumían pronto, pero los chorizos, androyas, lomos y costillares, el espinazo se comían durante todo el año".
Tambiém se ponían a salar los jamones y se hacía las untazas y despues de varios días se ponían al humo para curarlos.. Las heladas y el humo de los llares lo ibna haciendo paulatimente.