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POZOS: EL TELAR, HERRAMIENTA DE TRABAJO ¿Cómo habrá sido...

EL TELAR, HERRAMIENTA DE TRABAJO

¿Cómo habrá sido el hombre que, uniendo toscos maderos y enlazando hilos en una y otra dirección, hizo la primera tela en el primer telar? ¡Cuál habrá sido su asombro y qué grande su felicidad! Es sabido que los primeros tejedores se inspiraron en el arte de la cestería, y aún hoy siguiendo técnica ancestral, moviendo sus agujas con manos veloces, tejen y tejen de un modo artesanal.

Pero ¿quién habrá Inventado el telar? Probablemente los primeros telares tenían la forma mas elemental: dos ramas rectas, dispuestas en forma paralela, entre las cuales se tendieron los hilos de la urdiembre: para tensarla y poder cruzar la trama, la primera se ató a un árbol y la segunda a la cintura de¡ tejedor: tirando el cuerpo hacia atrás, la urdiembre se tensaba y era posible tejer. Más tarde, el hombre Inventó el bastidor: cuatro maderos formando un rectángulo; la urdiembre se tendía paralela al lado mayor y los hilos de la trama, paralelos al lado menor. Para aliviar el trabajo y perfeccionar la labor Invento el hombre los lizos, varillas para mover al unísono hilos de la urdiembre, de modo que la trama se Introdujera en forma pareja y eficaz: más tarde se inventó la lanzadera y atando los lazos a unos pedales, hizo de¡ telar primitivo un aparato complejo, de gran practicidad. El Renacimiento y la Revolución Industrial hicieron de la artesanía una Industria cuya mejor expresión actual , es el ultraveloz telar circular. Pero estos modernos aparatos, tan automático, son casi telares sin tejedor. En cambio aquellos viejos telares artesanales eran herramientas más próximas y mas sencillas, Eran como un plano de trabajo, un pentagrama en donde componer la sinfonía, un jardín donde cultivar las flores mas coloridas y hermosas. Mansamente, en el viejo telar la técnica sencilla se brinda al servicio del arte, del arte mejor.

¡Qué lección, la del viejo telar! Dos direcciones contrapuestas, la del hilo de la urdiembre y la del hilo de la trama, hallaban su armonía final en la consumación del tejido. Y eso la lograba, el tejedor, hilo por hilo, punto por punto, repitiendo una y otra vez la misma y sistemática acción. Pero el sistema fue dócil para el empeño de la Imaginación, e Introduciendo variaciones creativas en la técnica monótona y repetida, el tejedor logró hacer que el paño fuera obra de un arte inspirado y feliz ¡cuanto debiéramos aprender - en esta era del ordenador - de aquella fantástica capacidad artística del tejedor artesanal!: hacer que el tejido diga tantas cosas sin perder su virtualidad...

¡Qué lección, la del viejo telar! lección de ética y de estética, símbolo de la laboriosidad y herramienta de la belleza, mecanismo que obliga a un orden sin cercenar la imaginación, que alienta a la perseverancia y rinde al lirismo el homenaje de la obra concretase.

¡Quién tuviera un telar, para poder tejer ensueños como el tejedor artesanal!