En Espina, además de las escuelas unitarias ubicadas en este edificio de La Peña, también lo estuvieron que yo recuerde en otros dos lugares: en la casa de tía Jacinta –sobre lo que después fue el bar del Sastre, allí dio clase una Maestra –no recuerdo su nombre- que era un poco “dura de oído” y tenía un hijo, Vale, quien nos decía “cuando mi madre os pregunte la lección decir cualquier cosa porque no os oye”; en una ocasión le preguntó creo que a Florinda, la que con total desparpajo le soltó “Si ... (ver texto completo)