Compramos energía a futuro



Molina es la leche sobe todo en verano.
Dijeron que antiguamente
Se fue la verdad al cielo;
Tal la pusieron los hombres
Que desde entonces no ha vuelto.
¡No sé qué tiene la aldea
Donde vivo y donde muero,
Que con venir de mí mismo
No puedo venir más lejos!
A mis soledades voy,
De mis soledades vengo,
Porque para andar conmigo
Me bastan mis pensamientos.
¿Esta es la gata de Mónix?
Antonio Torres Heredia,
Hijo y nieto de Camborios,
Con una vara de mimbre
Va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
Anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
Le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
Cortó limones redondos,
Y los fue tirando al agua
Hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
Bajo las ramas de un olmo,
Guardia civil caminera
Lo llevó codo con codo.
Si por siempre enmudecieran,
¡qué tristeza en el aire y el cielo!
¡Qué silencio en la iglesia!
¡Qué extrañeza entre los muertos!
En una pagina del pueblo de Pozos un tal Lalo Rotaveria, residente en Buenos Aires pregunta pos sus ascendientes en Corporales que se llamaban Gregorio Alonso Liebana y Baltasara.

Texto en el pie de una casita de Pozos. Saludos.
Si vas COMPLUDO lleva pan que agua te la darán.
Junto a Concha, algunas otras personas también están volcadas en salvar La Cabrera. Pilar Ortega es una pintora que hace 22 años dejó Madrid y se afincó en Truchillas, en una sencilla casa de piedra, desde cuyo balcón se contempla la pequeña espadaña de la iglesia, dominando un conjunto de tejados pizarrosos. Sólo viven en el lugar doce o catorce personas, en medio de un poema de silencio y rumores de agua.
Por los montes y valles se ven los canales de agua de las explotaciones de oro romanas, así como numerosos castros y coronas astures. Sólo la zona de Corporales ha sido ampliamente estudiada por un equipo dirigido por Sánchez-Palencia, que ha hallado abundantes restos prehistóricos .
Ubicada entre el Teleno, la máxima altura de los Montes de León, y La Sanabria, La Cabrera es una zona montuosa, alejada de ferrocarriles, carreteras nacionales y ciudades. La comarca ha pervivido hasta hoy casi aislada del mundo. Por su arcaísmo y su paisaje desde hace mucho tiempo se le bautizó como Las Hurdes Leonesas , aunque no cabe duda de que hoy ya no sirve esa comparación. La Cabrera conserva aún en pié, casi intactos, núcleos de un interés excepcional.
Imagínese un grupo de valles aislados, cubiertos de robledales y bosques de castaños, donde pervive una multitud de construcciones tradicionales directamente vinculadas a las pallozas que habitaron hace 2000 años las gentes astures. Imagínese un mundo verde, cruzado por arroyos de aguas incontaminadas, que dejan en el aire un eterno mensaje de rumores.
Un mundo mágico, de profundos valles misteriosos y edificaciones vinculadas a las milenarias pallozas astures, ha llegado casi incólume hasta el año 2.000, pero se encuentra en un gravísimo peligro.
Por desgracia, las arcaicas y bellas construcciones van desapareciendo poco a poco, derruidas por el abandono o suplantadas por otras de materiales modernos: uralitas, aluminios y bloques de fibrocemento.