GRAJAL DE RIBERA: Genuino Madrid Pisabarro: leo sus mensajes con mucho...

Con vuestro permiso, me gustaría añadir algunos comentarios al tema de las ovejas.
Por aquella época había en Grajal varios pastores destacados, además del que habéis citado. Estos eran José Huerga, Epitacio y Lucisino. Los dos primeros guardaban ovejas propias, mientras que Lucisino pastoreaba ovejas de otros.
Antonio destacaba por ayudar en el pastoreo a su padre José Cayito ayudaba a su padre Lucisino y Tacio primero y después Evelio guardaron las ovejas de su padre Epitacio... También los hermanos Velado, especialmente Valentín se dedicaron a la trata y cuidado de ovejas en el pueblo.
De todos ellos podría relatar diversas anécdotas, algunas buenas y otras malas, pero no quiero extenderme y me limitaré a deciros que recuerdo al señor José Huerga porque decía donde había nidos de perdiz y otras aves (entonces eso no estaba mal visto... eran otros tiempos y a los chavales nos gustaba ir a buscar nidos). De Cayito, lo que más recuerdo es lo bien que manejaba la honda para defenderse contra los que le tirábamos cantos desde lo alto de la cuesta, justo desde las puertas del señor Olegario.
Por cierto... Tú también recordarás Francisco que el señor Olegario, el padre de Solutor araba con la pareja de bueyes más altos que se llegaron a ver en Grajal... eso sucedía a finales de los años 50 y comienzos de los 60... cuando a Grajal llegaban los dos primeros tractores, dos Land azules de los que echaban lunas de humo por el tubo de escape y que incordiaban las siestas en la era con su típico sonido (po po po...) El Señor Cayo y el Señor Epitacio fueron sus dueños... Algún tiempo después don Modesto (La Buena) llevaría al pueblo el tercer tractor, un Zeus verde que conducía el señor Mundo Zotes...
Bueno, por hoy ya está bien. Otro día más y mejor.

Genuino Madrid Pisabarro: leo sus mensajes con mucho interés y me gustaría que escribiese más seguido en el Foro de Grajal de Ribera. Le deseo un buen año 2020 y que se cumplan todos sus proyectos.
Quedo a la espera de nuevas lecturas de su voluminosa memoria. Cordialmente
Nelba G Huerga desde Argentina