Foncebadón está perdiendo toda la esencia, toda la magia y todo lo que alguna vez representó. Aunque parezca que por fin está resurgiendo, que ya tiene alumbrado público, que incluso hayan comenzado las obras para realizar la calle (¡10 metros!) ya el año próximo es posible que el Ayuntamiento se digne a avanzar otros 10 metros. Lo cierto es que ha dejado de ser "un pueblo" para convertirse en un "gran negocio" donde lo que menos importan son los vecinos. Ganar dinero a costa de los miles de peregrinos que pasan al cabo del año por allí, eso es lo importante. Foncebadón se ha llenado de "envidia", "egoísmo", "falta de respeto por los demás" y sobre todo se ha llenado de "competitividad", un puñado de euros mas, eso es lo importante. Que más da que ni siquiera se dirijan la palabra unos con otros, que haya conflictos entre la mayoría... para los que aún regresan cada año al pueblo que les vió nacer, para volver a sus raíces, para disfrutar de sus montes, para respirar su aire puro, cada vez nos lo hacen más difícil. Pero vivimos tiempos de hermetismo personal, de: "primero YO y después YO", y en ese punto estamos... en destruirnos. Ojala algún día vuelvan todos esos valores que realmente nos hacen merecernos ser llamados personas, seres humanos.