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FOLLOSO: Estamos muy acostumbrados, todos, a buscar alguien...

Estamos muy acostumbrados, todos, a buscar alguien que cargue con todas nuestras culpas y así quedarmos liberados y poder lanzar todo tipo de improperios, ignominias, insultos, mentiras y calumnias y quedarnos tan anchos, es más, satisfechos, por esa libertad que da el haber "cantado las cuarenta" o las cincuenta y haber quedado limpio de cargas.

Los judíos antiguos escogían dos chivos de sus rebaños, que debían ser colectivos, porque si no, a ver quien ponía los chivos. Echaban a suertes y al que le salía la paja más larga era sacrificado en el altar y ofrecido a Yaveh para ser dignos de su protección. El otro chivo, el llamado expiatorio, era cargado, supongo que virtualmente, con todos los pecados y culpas del pueblo judío y era abandonado en el desierto. En su calvario, hasta destino, era "acantiado", insultado, escupido y escarniado. Y así, de esa manera, los judíos eran liberados de sus culpas. Se las habían emplumado al chivo expiatorio.

Como muy bien sabemos, somos herederos de la civilización judeo-cristiana y es normal que sus usos, costumbres y teadiciones formen parte de nuestro acerbo cultural y a mucha honra que diría el patriotero. Pero, modestamente, creo que de la tradición del chivo expiatorio hacemos un uso excesivo, por no decir abusivo. Valga un pequeño muestrario: el tendero, para justificar su fracaso, carga las culpas en los impuestos que paga; el parado, justifica su despido, en la existencia del inmigrante que tiene trabajo; el adolescente, justifica su "irresponsabilidad", en la incomprensión de los padres; los padres, justifican su incapacidad para comprender los desvíos en las conductas de los hijos, en las malas influencias de las compañías; los "indignaos", a los indignantes; los políticos, a la crisis; la crisis a los mercados (al final resultará que los mercados serán los padres); todo el principal partido de la oposición a Zapatero; ahora, total por una candidatura, a Rubalcaba; El partido del gobierno a la oposición; yo, al mundo...

Menos mal que los chivos expiatorios se han convertido en nuestros enemigos, contrarios o lo que creemos fundamento de nuestras frustraciones, porque si todavía necesitásemos el chivo físico, ya habríamos convertido la Península, con las Islas correspondientes, en un árido desierto. Un rebaño de "castrones" tan numeroso necesita muchos "fuyacos" y rastrojeras.

Un abrazo