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FOLLOSO: Después de los tres meses de campamento, aprendizaje...

Después de los tres meses de campamento, aprendizaje del escaqueo y haber zapateado bien el polvo del Costerón del Ferral, llegó el nuevo destino. Para buscarme la mejor situación posible, mi hermano buscó y halló todas las recomendaciones para que el resto de mili la hiciese en Palencia. Palencia dependía de Capitanía General que estaba ubicada en Valladolid y militarmente sólo disponía de Gobierno Militar y Caja de Reclutas comandado todo ello por un Coronel. No había cuartel, ni armas, ni comedores, se hacían trabajos administrativos y de servicios. Solamente había 33 soldados, once en cada reemplazo. La plaza era cara de obtener. El enchufe estandar estaba en General.

Yo no fui enchufado, fui enchufadísimo. En el entierro del suegro de un general, en esos corros que se hacen para romper la tensión, coincidieron tres fajines y uno de ellos, sin saber cómo, sacó el tema de los recomendados para la plaza de Palencia. Total que se dieron cuenta que los tres tenían de enchufafo a este rapacín.

Mi entrada en la plaza de Palencia no fue muy buena. En aquel principio de año se batieron todos los récords fe frío y a mi no me tocó trescuartos que era la prenda de abrigo que se colocaba encima del traje de granito que allí se utilizaba. Siempre íbamos de bonito.

Por aquellas épocas se llavaban las trencas con capucha y los cuernecillos con trabillas para abrochar en la parte delantera. Yo tenía una, gris marengo, con pelo largo, con bolsos de plantón. Su capucha no era como las de las otras, no formaba un aparte, sino que era una prolongación de la misma pieza de la espalda que formaba cuello y capucha al mismo tiempo. Era una prenda llamativa, de buen llevar, al mismo tiempo que abrigaba. Como no me habían dado trescuartos, me planté mi trenca gris marengo, desoyendo todos los consejos que me advertían de castigo seguro, y así iba a las nueve al Gobierno, así salía a las dos, y así me paseaba por los bares para tomar el blanco y así me cuadré para saludar algún comandante. No recibí ningún castigo por los tres meses largos que la usé como prenda de abrigo.

Un abrazo.