No he encontrado gran cosa de donde viene la tradición de echar carbón a los niños en la noche del 5 de Enero. He encontrado un personaje, Carbonilla, que era uno de los pajes que se encargaba del carbón que le tocaba repartir a Gaspar junto con otras cosas poco apreciadas por los niños. Melchor repartía los dulces y frutos secos y Baltasar los juguetes. Supongo - es pura teoría -que, en un principio, solamente se repartían cosas buenas para los niños. Pero, sólo premio, parece que no era lo suficientemente ajustado a la tradición religiosa.
Siempre están los opuestos; el bien y el mal, el cielo y el infierno, el premio y el castigo. Cualquiera que tenga un mínimo trato en cualquier grupo humano sabe que el rendimiento está directamente relacionado con el premio; el reconocimiento multiplica las actitudes positivas y favorece los cambios cuanti y cualitativos en las aptitudes. El castigo, solo después de la repetición puede ayudar a evitar algunas conductas o más bien a agudizar el ingenio para no mostrarlas o que los demás no descubran el autor de las mismas. Si a los niños se les prometía premio si se portaban bien, no era justo, según la lógica de la trdición, que los que se portaban mal tuviesen también premio. Seguramente a los que se portaban mal no les dejaban nada los Reyes, pero eso ocurriría también con los desposeídos, por tanto había que difeenciar y así empezarían a dejar cosas inútiles o desagradables. Hasta que se fue unificando con algo que había en todas las casas, el ollín de la chimenea, el tizón del fuego y más tarde el carbón que te puede manchar y señalar delante de los demás. Y así, esta práctica de origen religioso, se unificó y entró dentro del sistema de la dualidad: premio y castigo. Más adelante, por motivos económicos alguien se inventó el cabón dulce (como se inventaron tomar las uvas por un excendente de buena cosecha)
que produciría beneficios porque se solía poner en todos los zapatos y calcetines. Insisto, pura teoría.
Vicki, ¿la Befana también reparte carbón en Italia a los que se portan mal?
Un abrazo.
Siempre están los opuestos; el bien y el mal, el cielo y el infierno, el premio y el castigo. Cualquiera que tenga un mínimo trato en cualquier grupo humano sabe que el rendimiento está directamente relacionado con el premio; el reconocimiento multiplica las actitudes positivas y favorece los cambios cuanti y cualitativos en las aptitudes. El castigo, solo después de la repetición puede ayudar a evitar algunas conductas o más bien a agudizar el ingenio para no mostrarlas o que los demás no descubran el autor de las mismas. Si a los niños se les prometía premio si se portaban bien, no era justo, según la lógica de la trdición, que los que se portaban mal tuviesen también premio. Seguramente a los que se portaban mal no les dejaban nada los Reyes, pero eso ocurriría también con los desposeídos, por tanto había que difeenciar y así empezarían a dejar cosas inútiles o desagradables. Hasta que se fue unificando con algo que había en todas las casas, el ollín de la chimenea, el tizón del fuego y más tarde el carbón que te puede manchar y señalar delante de los demás. Y así, esta práctica de origen religioso, se unificó y entró dentro del sistema de la dualidad: premio y castigo. Más adelante, por motivos económicos alguien se inventó el cabón dulce (como se inventaron tomar las uvas por un excendente de buena cosecha)
que produciría beneficios porque se solía poner en todos los zapatos y calcetines. Insisto, pura teoría.
Vicki, ¿la Befana también reparte carbón en Italia a los que se portan mal?
Un abrazo.
