FOLLOSO: El día 20 de junio, nuestro amigo Tirso de Cornombre,...

El día 20 de junio, nuestro amigo Tirso de Cornombre, publicó una foto titulada, "Faenas agrícolas". Paíceme a mi que los más jóvenes, viendo sólo la foto, no se enterarán suficientemente en qué consistía esa faena labriega y con qué se hacía.

Para sembrar las linares, huertos, huertas y nevares había que, como siempre que se quiere tener óptima cosecha, preparar bien la tierra. Había que ararla para que quedase suelta y oxigenada para hacer un buen recibimiento a las semillas, trozos de tubérculos en el caso de las patatas, o pequeñas plantas procedentes del semillero o de la feria de Riello.

Las huertas se araban primero con el arado de vertedera lo más profundo posiblle para que quedasen enterrados los restos de vegetales; al cabo de los días se volvía a arar con el arado de madera o romano; se abonaba y se volvía a arar. Para que la tierra quedase "molida como el tabaco" y bien lisa se le pasaba el "rastrón". Era un rastro grande como su nombre indica que tenía que utilizarse la fuerza animal para poder pasarlo por nuestras linares. Era un artilugio bastante rudimentario formado por un par de tablones, quizás tres, colocados en paralelo y sujetos por otros más cortos, perpendiculares a los primeros que formaban un rectángulo con separación entre los tablones largos y los cortos para que se pudisen por esas rendijas, sacar las malas hierbas o restos de vegetales que fuesen de un tamaño mayor a la picadura de tabaco. En uno de los tablones largos y con equidistancia de los extremos había dos argollas de hierro para pasar por ellas una fuerte cadena corta que acababa en argolla en un extremo y clavija-pasador en el otro para poder cerrar. Después se ataba con la cadena larga a doblr vuelta a otra pieza en forma de estribo que congaba del yugo, que no me acuerdo como se llamaba.

Se pasaba el rastrón por toda la huerta para desmenuzar los terrones, eliminar los restos vegetales y sacar para la pared alguna piedra que en la arada profunda hubiese salido. Pero, el rastrón, como todo rastro tiene dientes. Y así era. En el envés tenía unas cuantas hileras de dientes de hierro bien sujetos en los tablones y remachados por el otro extemo.
A los rapacines nos gustaba mucho montar en el rastrón, aunque no tenía mucha continuidad el viaje porque siempre había que estatr desatascando o bajándote para dar la vuelta y conllevaba cierto peligro para los pies, además, algunas veces, tenías que compartir el espacio con una gran piedra que hacía de peso para que los dientes profundizaran más. En mi casa siempre era arrastrado por la pareja de vacas. Para mi los dientes de hierro del rastrón se parecían a los dientes postizos de oro o plata que llevaban algunas personas.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
En este caso el rastron lo utilizaron para quitar la capa dura del terreno que a veces se forma cuando llueve despues de sembrar las patatas y facilitar que nazcan bien.
Esta semana ya estaban bien nacidas las patatas, el rastron fue eficaz.
Un saludo