FOLLOSO: Muy bueno el relato ...

Amigos El Carballo y Anónimo,

No, El Carballo, no siento competencia, siento compañía por aquellos montes y campares de pastoreo del ganado menudo. Yo también recuerdo las señales de diferentes casas, la punta de la oreja cortada, una ele mayúscula, doble mosquito en una oreja y doble mosquito en las dos orejas. Recuerdo un mastín del pueblo e ir a darle un batudo al corral de Mundo y Melchor que era donde dormía, antes de marchar con las cabras para Oceo. He dicho batudo, pero no sé si se decía así (harina y agua revuelta, formando una papilla espesa). ¡Recuerdos, recuerdos!
También recuerdo, Anónimo, el pan de pajarines que me traíam o mi madre o mi hermana cuando habían estado de pastoras, casi siempre acompañado de un cachín de chorizo que era lo que más me gustaba. Aquel pan de pajarines tenía mucho amor.
Pero, estaréis conmigo que el rey, el contrario, el enemigo del ganao menudo, del vacuno, de los perrines; el provocador del miedo, el conseguidor del acuerdo para su persecución o maldición; el que nos ponía los pelos de punta, era el lobo. La fiera, el ladino, el que aullaba, el que se hacía notar sin ser visto.

Recuerdo los cuentos al amor de la lumbre y el miedo que me recorría el cuerpo ayudado por la escenografía: La llama del candil o del farol bamboleada por las pequeñas corrientes de aire y las sombras proyectadas moviendose por las paredes con multitud de formas que en mi imaginación siempre iban a parar al lobo y entonces corría, y me refugiaba en el regazo de mamá.

Solamente se me iluminaba la cara con una sonrisa de tranquiliad y sosiego cuando los labradores llenaban la barriga del lobo con piedras, volvían a coser con la aguja albardonera y el hilo de bramante y lo tiraban al pozo de la Fuente. La paz llegaba y entre el calorcito de madre y la seguridad que no podría salir del pozo, los ojos se entornaban y el dulce sueño llegaba.

Nunca había visto el lobo. Una vez vi su piel con su cabeza que llevaban unos cazadores desde la parte trasera de los pantalones de pana de mi padre que yo sujetaba fuerte con mis manos, mientra asomaba la cabeza para ver el mito. Sí había visto las consecuencias del lobo en la Escuentra o Encuentra, ocho o nueve ovejas muertas, todas con las dentelladas en el cuello. También había visto curar a cabras que habían resistido y habían vuelto a casa mal heridas. Había oído historias de como se defendían las vacas y los caballos. Pero verlo, verlo, no lo había visto nunca.

Una de aquellas noches blancas de invierno que el sueño me había alcanzado en el regazo cálido y dulce de mamá. Oí su voz de arrullo que me dijo: a mear y para la cama. Hacía algún tiempo que ya no me tenían que acompañar a la puerta de la calle. Abrí la puerta de la cocina, recorrí el pasillo, abrí la puerta de la calle y desde el descanso de la escalera exterior que llegaba a la altura del primer piso, allí, debajo del nogal, destacando negro sobre blanco, estaba el lobo. Sus ojos relucientes me enfocaban y su cola larga, ni subida ni bajada estaba extendida. Allí quedé yo paralizado, inmóvil, petrificado, sin capacidad de respuesta, con una mano en la entrpierna y los ojos escrutadores de toda la realidad sorda, serena, sin movimiento. El espacio y el tiempo se habían parado. El escalofrío llegó a las puntas del pelo, y la voz desgarradora sonó, en la noche blanca de luna hasta el Carbaín: ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá!

Dejé de ver los ojos refulgentes y el señor lobo con su cola extendida cogió el camino de la Fuente.

Un abrazo.

Muy bueno el relato
1º la comida de los perros si se llamaba batudo (pobres perros ahora que los tratan como a los hijos antes con lo que te ayudaban y con esa comida)
2º no me estraña el susto con el lobo pues siempre nos contaban historias terrorificas de lobos yo menos mal que cuando lo vi en el monte ya tenia 20 años y ya tenia algo más de juicio.
3º genial lo de las ovejas me has recordado cosas de la infancia ya perdidas gracias
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Gracias Margarita por aclarar lo del batudo. A veces salen las palabras y realmente no sabes si se decían así o te parece a ti. Lo del lobo es que era un personaje central en nuestra vida infantil. Si la gente vivía del ganado y el lobo les desgraciaba alguna res, el enfrentamiento era a muerte y la prevención y la alerta había que mantenerla y el único medio que tenían era la tradición oral.
Un abrazo.


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