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CORRECILLAS: Hola a todos....

Hola a todos.

Este es el artículo aparecido en La Crónica, el domingo 16 de noviemre de 2008:

"EL CRUDO INVIERNO DE LA MONTAÑA LEONESA
Correcillas se resiste a morir
La historia de este pueblo podría ser la de tantos otros de León que, cuando el frío arrecia, ven vaciarse sus casas

En la mayoría de las casas las ventanas están cerradas a cal y canto.

Isabel Herrera León

Entre tanta tranquilidad el sonido del manar de las fuentes se impone. Correcillas se levanta ladera arriba con imponentes casas allí donde acaba la carretera y comienza el empedrado. No hace tanto, en este pueblo había dos escuelas –se acuerda todavía Matilde García de cuando ella era niña– y había en cada una al menos una treintena de chavales. Ahora, cuando el frío empieza a arreciar cada vez se cierran más ventanas.
El invierno pasado quedaron en el pueblo tres personas: “Los dos ganaderos y la Soles”, explica la señora Aurora. Ahora, de momento están catorce en el pueblo. “Teresa; los ganaderos; está Fifi; Pablo; Císima; luego está Ciano (Graciano) y la mujer, que se llama Lina, ¿apuntó? –se asegura Aurora–. Y luego, bajando está la Soles y el hijo, y están también Pepe, que se llama Amador, y la mujer. ¡Ah! y mi marido”. Pero la señora Aurora no sabe si el mes de diciembre se quedará por aquí todavía: “Nosotros de momento estaremos aquí este mes, y luego a ver si se puede quedar un poco más. El año pasado nevó poco, pero este año a lo mejor nieva más”.
Aurora ha vivido siempre en Correcillas, “por eso estoy tan agusto” y recuerda cuando de todas las casas salía bullicio: “Yo que sé los que habría, al menos 50 vecinos. Además dices 50 vecinos, pero antes no eran como ahora. Ya sabe usted que la gente ahora está individual, pero antes estaban los padres, los abuelos, los hijos y todos juntos”.
Pero este pueblo, que pertenece al municipio de Valdepiélago, se resiste a morir. Los de Correcillas gustan de volver, aunque sea a pasar los veranos cuando buena parte de las casas abren de nuevo de par en par sus ventanas y llenan las calles de gente.
El viernes ni un alma paseaba por las empinadas calles. En sus respectivos patios, Aurora y Matilde aprovechaban la calidez del sol de otoño para arreglar sus tiestos. Tampoco se extrañaron mucho al escuchar movimiento en el pueblo; Correcillas, a pesar de no ser pueblo de paso hacia ningún sitio, allí muere la carretera y se abre el monte, recibe bastante turismo, cuentan.
Vacío, vacío, no queda –asegura Matilde–, tres o cuatro siempre hay. Y sube y baja gente a menudo”. Ella, en concreto, suele bajar a León, pero tampoco mucho, “igual bajamos en diciembre, echamos allí ocho días y volvemos unos días para acá”.
“Sólo el pueblo no se queda”, insiste, y más ahora que están aquí los ganaderos “porque aunque nieve enseguida abren y ya se puede subir porque, claro, el ganado no lo pueden dejar abandonado”.
Matilde nació aquí y también hace mención a cuando en cada casa vivían seis o siete personas, “lo que pasa que luego a la gente, las minas no les gustaban y entonces los chicos, nada más que hacían la mili marchaban para León, y los padres, al no estar los hijos, también marchaban. Luego ya quedó esto casi más de turismo, en verano están todas las casas llenas”.
No hay bares ni comercios y el pueblo más cercano, Villalfeide, está a seis largos kilómetros. Aun así están encantados con su pueblo, con Correcillas, y aunque dentro de unas semanas tan sólo tres personas habiten entre estas casas, los vecinos volverán a poco que el tiempo lo permita, no lo dejarán morir."

Espero que os guste. Un saludo para todos