ARDON: ¡Hola, a todos!...

¡Hola, a todos!
Destaco hoy esta foto en la confianza de contestar a tu pregunta al menos en parte. El arte del empedrado consiste en "cubrir el suelo con piedras ajustadas unas a otras de modo que no puedan moverse", según me comenta un albañil. Según el diccionario de la lengua española "pavimento formado artificialmente con piedra".
La primera noticia sobre "empedrados" nos llega de época cartaginesa en la construcción de caminos, lo que llevaron a su cenit los romanos en la construcción de las calzadas de su imperio, todas llevaban a Roma, y los incas en América para unir sus ciudades con caminos transitables.
Además del sentido práctico de su uso, anteriormente expresado, también se realizó con fines decorativos a la vez. En este caso, con la alineación de las piedras en uno u otro sentido o utilizando piedras de distintos colores y/o tamaños conseguían figuras o contrastes que embellecían el pavimento. Los huesos preferentemente las tabas (claustro del convento de las francesas en Valladolid, por ejemplo) las rodillas, las costillas..., también aportaron su encanto formando parte de dichos pavimentos ornamentales.
El uso de las tabas como juego se remonta a la época de Tutamkhamon (en su tumba se encontraron tabas y un tablero) y evidencias más notables tenemos de las épocas griega y romana, y su uso en el empedrado fue práctica habitual en los siglos XVI y XVII.
El empedrado que figura en la foto, combinación de cantos rodados y huesos, se realizó "entre el 1º de mayo de 1834 y otro tal de 1835"; costó hacerlo 158 reales y 17 maravedís y fue pagado por el cura de la iglesia de Santa María a cuenta del patronato de dicha iglesia en dos años, la mitad el año que se hizo y la otra mitad el año siguiente, cuando aún no se había techado el pórtico. Éste se hizo dos años después, pagándose del mismo modo y costó 143 reales.
Finalmente, en el año 1883, se puso la verja o balaustrado de madera que contemplamos cuando éramos niños aún en buen estado, para cerrar los portales de la iglesia. Esta última obra costó 314 pesetas y 50 céntimos.
Podemos concluir que los huesos, salvo mejor opinión, tenían primordialmente finalidad ornamental al igual que la alineación de las piedras.
Con especial dedicación a "A orilla del Esla", autor de la foto, y a Nando, en la confianza de haber dado respuesta a la pregunta y a la preocupación de cada uno respectivamente.
Un cordial saludo para todos.
Un paisano de Sabino Ordás.