Almanza donde aún recuerdo los cantos del mirlo en la Reguera, los lírios del Vallle y el aullido del lobo en las
noches nevadas de
invierno. Aún queda el
monte con los viejos roblones de la Cota y el
agua del cepo del Peñón,lugar de ensueño para el encuentro sabatino de
amigos.