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VILLAVEDEO: Esther: muchas gracias por tus recuerdos que formaron...

He sentido nostalgia de aquellos años de juventud cuando íbamos a comer el "rosco" al "gorrión", el día de Pascua de Resurrección o cuando salíamos a "Las Ánimas" a
esperar a la Virgen de Rivas y acompañarla en su camino hasta Las Quintanillas, para oir Misa y cantarle la Salve al final de la misma. Recuerdo con
cariño los días de Escuela, con Doña Esther, la Maestra, hija de D. Felipe y de Dª. Andrea, que, con tanto amor y dedicación, nos inculcó los primeros conocimientos, nos enseñó a leer, a amar el paisaje, los libros, los animales y nos educó con un ejemplo de sí misma maravilloso. ¡Cuánto sacrificio y generosidad, que ahora falta en las personas!. D. Felipe que era más bueno que el pan y Dª. Andrea que era buena hasta dejarlo de sobra. El saludo de cada mañana era algo maravilloso. ¡Cómo nos querían!.
Recuerdo "las flores del mes de Mayo", cuando íbamos a la Iglesia de la Virgen del Carmen y cantábamos: "Venid y vamos todos/ con flores a porfía/ con flores a María/ que Madre nuestra es. Y cómo pescaba D. Isacio las ranas de la charca de la Iglesia, con una vara y un trapo rojo, metiéndolas vivas en una bolsa verde que siempre tenía a mano.
Recuerdo cuando Carlitos cogía culebras y escorpiones y los mostraba por todo el pueblo. Cuando venía aquel señor con un oso marrón grande y le hacía bailar para que le diéramos una perra chica o gorda, de aquellas de aluminio. Cuando las fiestas se celebraban en la Era de la tía Juanica y del tío Abundio, debajo de la tejavana y se ponía un bar provisional para tres días. ¡Cuánta gente venía de Villapanillo, Cebolleros, Nofuentes, Las Quintanillas, Villarán, Arroyuelo, etc.
Recuerdo cuando se cayó un ternero al pozo del Sr. Saturnino, el padre de Pruden y todo el pueblo ayudando a sacarlo. Y cuando se le quemó la casa a la Sra. Francisca, la madre de Orencio y todos íbamos con baldes llenos de agua, desde la fuente hasta su casa en llamas, durante toda la noche...
Recuerdo cuando tocábamos las campanas los domingos al llegar D. Isacio desde el Convento de Rivas, que ahora está cerrado (¡qué pena!), para decir Misa.
Todo me llena de emoción, añoranza y se me ponen los pelos de punta, como escarpias. ¡Cualquier tiempo pasado fué mejor!, dijo Jorge Manrique. Cuando íbamos a Las Coladeras o el Alto a cuidar las vacas, bueyes, caballos, etc.
Copiemos lo bueno del pasado para mejorar el presente y disfrutar el futuro.
Saludos cordiales a todos. Séneca.

Hola Séneca. Leyendo tus palabras me inundó de recuerdos. Nací en las quintanillas

¡Hola Esther!. Qué bonito pueblo el tuyo. ¡Cómo disfruté, de pequeño, cuando salíamos a las Ánimas a esperar a la Virgen de las Quintanillas... con su manto
blanco-dorado tan precioso!. ¡Cómo disfrutaba tocando el campanillo antes de Misa!. Y luego, subastando las tartas y las rosquillas... ¡Qué ricas estaban!.
Con Ginés he pasado momentos muy agradables. Ahora es el único habitante...
Tiene más moral que el Alcoyano. Le aprecio un montón. Tiene un corazón de oro.
También recuerdo al difunto Luci, que me apreciaba mucho. Las Quintanillas y Villavedeo siempre nos hemos ayudado y apreciado. Recibe un cordial saludo, Esther.

Hable con mis hermanos, se emocionaron al leer tus palabras. Tuvimos una infancia muy feliz, y llena de gratos recuerdos. Somos siete hermanos, los hijos de lucía. Llevamos muchos años viviendo en Santander, pero parte del corazón se quedo en la Merindad. Un abrazo muy fuerte y gracias por compartir tus recuerdos

Esther: muchas gracias por tus recuerdos que formaron parte de nuestras vidas y los conservamos con cariño en nuestra memoria. Recordarás a tu homónima, Dª. Esther
la Maestra de Villavedeo, la cual nos enseñó a rezar, a creer, a pensar y a ser
personas dignas en la vida. Sus padres D. Felipe y Dª. Andrea fueron los mejores
y más generosos "vecinos" del pueblo. Te felicito por vivir en una Ciudad maravillosa, a la cual he ido 3 veces el año pasado