A las afueras del
pueblo se encuentra la
ermita de
Santa Ana, un
edificio de pequeñas dimensiones de una nave, con
ábside rectangular y
portada a los pies con un porche añadido. La nave tiene una cubierta artesonada.
Sus habitantes celebran su fe en una
iglesia, dedicada a
San Pedro, Apóstol.
Es renacentista con elementos tardo-románicos, de una nave con pilastrones y óculos y pequeños
canecillos historiados. Su ábside es rectangular, también con pilastrones hasta el
alero. La portada, de medio punto, está cobijada en un
pórtico amplio con dos altos
arcos de medio punto con impostas. Y tiene una curiosa
torre formada por dos
espadañas: una alta, de dos cuerpos, rematada en
cruz con cuatro huecos góticos y dos
campanas y otra en su
lateral, más baja, rematada en bola con dos huecos y dos campanillos.
La
pila es renacentista con borde moldurado, acanalados amplios y pie biselado poligonal con molduras; y el
retablo mayor es barroco, salomónico,
de Juan Galerón, probablemente en 1678.
Sus libros parroquiales comienzan en 1594.
Cuenta con un
puente antiguo sin pretil, de dos ojos de medio punto, con tajamar en el centro.
Hubo un antiguo
monasterio de monjes premostratenses.