Un saludo para todos aquellos que en algún momento de sus vidas han pasado por Rebolledo de la Torre; han compartido allí momentos entrañables; han visitado el hermoso pórtico de la iglesia; han conocido sus rincones más escondidos; han pasado horas y horas charlando en el castillo; han paseado hasta la ermita de Villoba; han subido a las cuevas; han respirado aire puro junto a la Cruz; han llenado el botijo en la fuente de la Palambre; se han bañado en el río; han sudido hasta la Cornita y se han sentado en "la silla"; han cenado en la caseta de Aniceto; han visto las estrellas tumbados en el prado; y estaría enumerando otras tantas cosas hechas y por hacer...
