EL HIJO DEL REY ALCAROZ
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Alcaroz era un Rey que a los moros regía.
a quien nació un bello hijo, el único que tenía.
Mandó llamar a los sabios porque saber quería
el signo y planeta del hijo que nacía.
Los astrólogos pronto lo vinieron a ver;
cinco los sabios, todos eran de gran saber;
fácil logró cada uno su juicio establecer.
El primero opinó: "Apedreado ha de ser".
Otro juzgó y dijo;:"Este ha de ser quemado".
El tercero: "Este niño ha de ser despeñado.
El cuarto: Nuestro infante perecerá colgado.
Y el quinto así anotó: Ha de morir ahogado.
Al conocer el Rey juicios tan divorciados,
mandó que los maestros fuesen custodiados,
disponiendo para ellos lugares apartados,
pues le parecían embusteros probados.
Apenas el infante hubo edad alcanzado,
pidió a su padre el Rey que le fuese otorgado
ir a correr los montes, cazar algún venado.
a lo que el soberano accedió de buen grado.
Estaba claro el día al salir a cazar,
pero estando en el monte comenzó a cerrar
una espesa neblina, se puso a granizar
y de allí al poco rato a apedrear.
Acordóse su ayo de como lo juzgaron
los sabios naturales que su signo estudiaron:
"Señor cabe entender lo que vaticinaron,
no sean acertados en lo que adivinaron".
Y pronto decidieron desde allí regresar,
pero como no puede en realidad dejar,
de ocurrir lo que Dios ha dispuesto ordenar,
y sus designios nadie puede escamotear,
mientras apedreaba el infante partió,
y al pasar por un puente un rayo allí cayó;
horadado el paso, el joven se despeñó;
en un árbol del río su manto se enganchó;
estando allí colgado, según todos lo vieron,
por el agua fue ahogado, aunque en su auxilio fueron,
así los cinco anuncios todos se cumplieron,
y también sus autores su fama mantuvieron.
Reconociéndolo el Rey, sumido en su pesar,
mandó a los cinco sabios de la prisión soltar;
honores les rindió y les ordenó usar
el saber que cultivaron, del que no hay nada que dudar.
ARCIPRESTE DE HITA
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Alcaroz era un Rey que a los moros regía.
a quien nació un bello hijo, el único que tenía.
Mandó llamar a los sabios porque saber quería
el signo y planeta del hijo que nacía.
Los astrólogos pronto lo vinieron a ver;
cinco los sabios, todos eran de gran saber;
fácil logró cada uno su juicio establecer.
El primero opinó: "Apedreado ha de ser".
Otro juzgó y dijo;:"Este ha de ser quemado".
El tercero: "Este niño ha de ser despeñado.
El cuarto: Nuestro infante perecerá colgado.
Y el quinto así anotó: Ha de morir ahogado.
Al conocer el Rey juicios tan divorciados,
mandó que los maestros fuesen custodiados,
disponiendo para ellos lugares apartados,
pues le parecían embusteros probados.
Apenas el infante hubo edad alcanzado,
pidió a su padre el Rey que le fuese otorgado
ir a correr los montes, cazar algún venado.
a lo que el soberano accedió de buen grado.
Estaba claro el día al salir a cazar,
pero estando en el monte comenzó a cerrar
una espesa neblina, se puso a granizar
y de allí al poco rato a apedrear.
Acordóse su ayo de como lo juzgaron
los sabios naturales que su signo estudiaron:
"Señor cabe entender lo que vaticinaron,
no sean acertados en lo que adivinaron".
Y pronto decidieron desde allí regresar,
pero como no puede en realidad dejar,
de ocurrir lo que Dios ha dispuesto ordenar,
y sus designios nadie puede escamotear,
mientras apedreaba el infante partió,
y al pasar por un puente un rayo allí cayó;
horadado el paso, el joven se despeñó;
en un árbol del río su manto se enganchó;
estando allí colgado, según todos lo vieron,
por el agua fue ahogado, aunque en su auxilio fueron,
así los cinco anuncios todos se cumplieron,
y también sus autores su fama mantuvieron.
Reconociéndolo el Rey, sumido en su pesar,
mandó a los cinco sabios de la prisión soltar;
honores les rindió y les ordenó usar
el saber que cultivaron, del que no hay nada que dudar.
ARCIPRESTE DE HITA
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