No diré su nombre, pues a ella no la hubiera gustado, así de humilde era. Creyente verdadera, ayudó, a nacer y a morir, ella, escuchó el primer llanto, y el último suspiro, de mas de una generación de sus vecinos, ayudó a curar y consoló, a las familias en desgracia, sin distinciones, y sin nada a cambio. Seguramente la persona mas importante del pueblo de la larga posguerra. N
