Nací en
Poza de la Sal hace 35 años, mi infancia en este
pueblo está llena de recuerdos, las
montañas de alrededor repletas de
cuevas profundas, llenas de misterio, las
fuentes y bebederos que inesperadamente encuentras a la vuelta del
camino, las solitarias
calles en
invierno, estrechas y empedradas, las
casas encorbadas que parecen hecharse encima de uno. Cientos de recuerdos y pequeños detalles que uno solo puede experimentar visitando el pueblo, impregnandose de sus
campos, de sus
montes, de
... (ver texto completo)