El pasado sábado, 16 de marzo, la imagen del
Cristo muerto salió en la
Procesión de la Muerte, principal novedad de la
Semana Santa burgalesa.
Es una
tradición recuperada que tiene su origen en la antigua Procesión de la Soledad y la Muerte que acompañaba en el momento de la muerte a las personas que como consecuencia de este último trance vivían la soledad.
Los cofrades de Nuestra Señora de la Soledad y Santiago, con sede en la
iglesia de Santa Águeda, procesionaron la imagen sobre unas angarillas restauradas que servían para transportar los cuerpos de los difuntos antes de su enterramiento en Villamorón.
La talla es de madera de
nogal, policromada y de tamaño natural. Se custodia en la
Capilla de la Presentación o de
San José, y está ubicada bajo el arcosolio del
monumento sepulcral de los familiares de Gonzalo Díez de Lerma, patrono fundador. Fechada en torno al año 1525, se atribuye a la
Escuela Castellana de Diego de Siloe.
La Procesión antigua de la Muerte partió de la iglesia de Santa Águeda a las 23 horas de la
noche, después del pregón pronunciado en la
Catedral por Pilar García de la Granja, dando comienzo a la Semana Santa burgalesa.