Una figura de la diosa ítala de las
flores, los
jardines y el amor, fundida en plomo por el imaginero burgalés Manuel Romero, preside la burgalesa
plaza del
Huerto del Rey. La diosa pagana se sienta sobre un fantástico ser marino que parece un delfín.
Además de la belleza cromática de sus restauradas
fachadas, muchas de ellas con los característicos
balcones y galerías decimonónicos, desde este entrañable ámbito urbano de la ciudad de
Burgos se contempla una de las más hermosas y llamativas perspectivas de la
Catedral de Burgos.