Protegida, más bien oculta, entre la densa y variada vegetación que conforma el burgalés
Paseo de la Isla se localiza una
fuente procedente de
monasterio de
San Pedro de Arlanza. Datada en el siglo XVII, luce un original remate decorado con cuatro máscaras de inspiración incaica.
Fuente monacal
La fuente fue creada para presidir, con el cantarín rumor de sus dieciséis chorros de
agua, el
patio del gran y sobrio
claustro herreriano que se levantó, entre finales del siglo XVI y comienzos de la siguiente centuria, en el monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza. El nuevo claustro, que sustituyó al primitivo de estilo
románico, estaba finalizado en 1617, año en el que es muy posible que ya estuviese montada la fuente de estilo colonial.
Desamortización y traslado a
Burgos
Pero los monjes benedictinos que llevaban cientos de años a la vera del
río Arlanza no podían imaginarse que un par de siglos más tarde, exactamente en 1835, la desamortización de Mendizábal les obligaría a dejar para siempre su monasterio. Tras el abandono, una de las pocas piezas que sobrevivió fue la mencionada fuente de inspiración andina. En 1933 y para salvarla del saqueo el
Ayuntamiento de Burgos solicitó su cesión a la Dirección General de Bellas Artes del Gobierno de la Republica Española para su traslado e instalación en el Paseo de la Isla.