Cupula Capilla del Condestable, BURGOS

Arquitectura
Simón de Colonia
Se ha insistido en establecer su antecedente en la capilla de Santiago de la catedral de Toledo, que acoge el sepulcro del condestable Álvaro de Luna; e incluso se ha llegado a afirmar que la de Burgos pudo inspirarse en ella. Sin embargo, es más probable que Simón de Colonia, maestro de cantería de la catedral de Burgos, aprendiera lo que es un ámbito centralizado en la capilla de Santa Catalina del claustro catedralicio burgalés, y de su padre (Juan de Colonia), en el primer cimborrio.

Además del desarrollo espacial y la decoración se admira en esta capilla la originalidad y valentía constructiva de la bóveda calada, la primera de una larga serie que definirá la arquitectura burgalesa hasta bien entrado el siglo xvi. Se trata de una bóveda estrellada calada que ilumina cenitalmente el espacio centralizado dedicado a exaltar la luz de Cristo. Y es que recientemente,[ ¿cuándo?] Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos y Felipe Pereda han demostrado[ ¿dónde?] que el recinto responde a esa idea: la de la exaltación de la luz –las Candelas-, a cuya representación simbólica se subordinan todos los elementos que la componen, desde el nombre, Purificación, -cuya fiesta coincide con la de la luz en la Iglesia católica- a la escena central del retablo mayor y la figuración en lo alto que plasma el camino del Sol, en las trompas en su salida y su ocaso y, en el calado de la bóveda, en su cenit.

Este espacio es una formidable exhibición de poder del matrimonio Velasco-Mendoza, cuyos escudos la presiden con evidente ostentación; al igual que en todos los edificios que hicieron ellos o sus descendientes.

La admiración suscitada por esta construcción –que modificó sensiblemente los perfiles de la Catedral al alterar significativamente su cabecera- tuvo su reflejo en otras grandes realizaciones.

Francisco de Colonia
Una de sus actuaciones más importantes para la basílica fue la terminación de la sacristía de la Capilla del Condestable, que había trazado y comenzado su padre, Simón de Colonia, que murió pocos meses de iniciarla. Lo más singular del conjunto es la puerta que la comunica con la capilla en la que intenta adherirse a la ornamentación renacentista. Se trata de un vano de dimensiones puramente funcionales, con arco escarzano y decoración corrida en todo su contorno de arquivolta y jambas, a base de contarios y hojas de acanto, motivos que varían en las pilastras laterales en que aparecen grutescos, que se repiten, sin variación alguna, hasta siete veces, prueba del escaso repertorio del artista y de su incapacidad para adecuar la nueva decoración con criterios no góticos. La portada debió hacerse entre los años 1512 y 1517. La decoración del muro exterior quizá responde al arte de Francisco de Colonia, ya que es algo diferente en los motivos y en la composición a la empleada por su padre en el exterior de la capilla, contrastando la claridad de este con la insistente complejidad de aquel.