El Viernes
Santo tiene lugar una curiosa
procesión por el
claustro alto de la
Catedral de
Burgos. Partiendo de la
capilla del
Corpus Christi, seis cofrades de la Hermandad del Santo Sepulcro, ataviados con su vestimenta blanca y morada, llevan en andas la imagen del
Cristo Yacente. Tras abandonar el claustro, la comitiva fúnebre recorre las naves del templo hasta la
Puerta de
Santa María donde la imagen es depositada en el interior de una urna de cristal y se incorpora, junto al resto de pasos, a la Procesión del Santo Entierro por las
calles de la ciudad.
El Cristo Yacente es una talla de principios del siglo XX, obra de Francisco Font, de tamaño natural y está cubierto con un paño de pureza.