El obispo Alonso de Cartagena —hijo del también obispo y judío converso Pablo de Santamaría— ha pasado a la
historia burgalesa por haber mandado construir las dos agujas que culminan las
torres de la
Catedral. De la misma manera que en el siglo XIII su antecesor don Mauricio, quedó impresionado por las
catedrales que en ese momento se estaban levantado en
Francia; unos 200 años más tarde, Cartagena volvió de su viaje al Concilio de Basilea admirado por los chapiteles que ya culminaban las catedrales de Friburgo, Ulm y Basilea.