Tumba del Cid en la Catedral, BURGOS

Don Rodrigo Díaz de Vivar está entrando en su querida ciudad de Burgos. Este fin de semana estará con todos nosotros. ¡VIVA EL CID CAMPEADOR!

Tumba del Cid en la Catedral
Los huesos del Cid han dado muchas vueltas desde su muerte en Valencia en 1099. La mayor parte del tiempo, aunque con distintas ubicaciones, descansaron en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Pero en 1809 y tras el saqueo del cenobio por la soldadesca francesa, el general Thiebault, a la sazón gobernador militar de Burgos y que sentía devoción por el héroe castellano, decidió su traslado hasta un mausoleo instalado en el paseo del Espolón.

Tras la marcha de los ejércitos napoleónicos, los huesos que sobrevivieron —muchos de ellos como auténticas reliquias se repartieron por buena parte de Europa— fueron devueltos a Cardeña. Pero nadie contaba con las desamortizaciones y el abandono del monasterio, así que los huesos del Cid volvieron hasta la capilla del Ayuntamiento de Burgos. Por fin, en 1921 y dentro de los actos conmemorativos del VII centenario de la construcción de la Catedral de Burgos se depositaron sus restos y los de su esposa doña Jimena, en una sobria tumba bajo el deslumbrante cimborrio. El solemne acto fue presidido por el rey Alfonso XIII.

BURGOS CIDIANO
En Burgos sigue latiendo con intensidad la memoria de El Cid Campeador, el personaje más famoso de toda su historia. Además, la ciudad es uno de los hitos fundamentales, del Camino del Cid una original iniciativa turística inspirada en los itinerarios descritos en “El Cantar de Mio Cid”. La capital del Arlanzón está repleta de enclaves cidianos que recuerdan la presencia, legendaria o real, de Rodrigo Díaz de Vivar. Entre todos destacan el Solar del Cid, la iglesia de Santa Águeda, la Catedral —en la que están enterrados sus restos—, el arco de Santa María, el monumento sobre la glera del Arlanzón, el puente de San Pablo y la estatua ecuestre que preside la plaza de Mio Cid.