Si hay un
postre típico por excelencia en
Burgos durante estas fechas, esos son los "Buñuelos de viento"
Cuál será su origen y ¿desde cuándo nos deleitan?
Una antigua
receta de la cocina mediterránea, “globos”, se encuentra en el libro De Agri Cultura, escrito en latín por Catón el Viejo casi 200 años antes de
Cristo. Los
romanos amasaban unas bolas de masa con los puños, lo llamaban “puñuelo”. Por otra parte los judíos sefardíes daban el nombre de “bimuelos” a unos bollitos que freían y eran tradicionales en la celebración del Janucá.
Más
información nos llega desde Almogía,
pueblo malagueño que en el año 1090 sufrió un fuerte asedio por un
ejército de almorávides, ya que éste era un punto de gran importancia para llegar hasta
Málaga. Habían pasado muchos días, el jefe de cocina de las tropas sitiadas no tenía nada y no le quedaba leña, únicamente había harina en la cocina para dar de
comer a los soldados, desesperado, amasó y amasó harina y
agua, formó unas pequeñas bolas y ante el asombro de los soldados y gente del pueblo las echó a los calderos con aceite hirviendo que tenían dispuestos para arrojar por las
murallas, consiguiendo “buñuelos de viento” pero aún no tenían su nombre.
Es alrededor del año1611, cuando Francisco Martínez Montiño, cocinero mayor de Felipe II, Felipe III y Felipe IV escribe “
Arte de Cozina,
Pasteleria, Vizcocheria y Conserveria” en esta importante recopilación de
recetas, es donde por vez primera aparece la de “Buñuelos de Viento” tal y como ahora disfrutamos.
Indispensables, en todas las
casas, para muchas celebraciones y
fiestas regionales. Pero sobretodo son tradicionales para los días 1 y 2 de Noviembre, en Todos los
Santos y el Día de Difuntos.
Los Buñuelos de Viento, tan tiernos, con ese espacio en su interior, esa burbuja de aire dispuesta para rellenarse de nata o de crema, con ese sabor inconfundible.