Puerta de la Coronería en la Catedral, BURGOS

La Puerta de la Coronería se abre en el brazo norte del crucero de la Catedral de Burgos. Comunica la calle de Fernán González, principal calle por la que discurre el Camino de Santiago en Burgos, con el interior del templo. La diferencia de altura entre esta puerta y el suelo de la Catedral, se salva con la espectacular Escalera Dorada, obra de Diego de Siloé.
Coronería es la segunda portada que se construye en la Catedral de Burgos, tras la Puerta del Sarmental. Las obras empezarían hacia 1245, citándose ya como terminada en 1257. Su autoría se ha atribuido a un maestro conocido como el "de la Coronería". Este autor se habría formado con los maestros franceses de la portada meridional (Sarmental). Otras fuentes asignan la autoría al Maestro Enrique o a otro artista de su taller.
A continuación, te descubrimos la Puerta de la Coronería de la Catedral de Burgos.
La Puerta de Coronería fue también conocida como Puerta de los Apóstoles o Puerta Alta. El propio nombre "Coronería" se fue adaptando a los cambios del nombre de la calle a la que se abre: Correría, Cornería y, finalmente, Coronería. Actualmente es la calle de Fernán González. Frente a esta puerta se levanta el monumental Palacio de Castilfalé, edificio renacentista y actual sede del Archivo Municipal de Burgos. La puerta fue inmortalizada por el pintor Joaquín Sorolla durante su estancia en Burgos en 1910.
De nuevo, como ocurre en la mayoría de los elementos arquitectónicos de la Catedral, la orografía del terreno condiciona su diseño. Para llegar al interior de la basílica desde la puerta, hay que salvar casi ocho metros de desnivel descendiendo por los 39 escalones de la Escalera Dorada.
DESCRIPCIÓN DE LA PORTADA DE LA CORONERÍA
La Puerta de Coronería se abre en el cuerpo bajo del hastial norte del crucero. Este hastial, debido al desnivel del terreno, es de menor desarrollo que el de la otra gran portada del transepto: el Sarmental. Como aquella, Coronería cuenta también con tres cuerpos. Portada en la parte inferior. En este caso, el gran rosetón con del Sarmental se sustituye por una ventana con tracería gótica. Se remata el conjunto con una galería con doce figuras que parecen relacionadas con la monarquía castellana.
Centrándonos en la portada, esta se define por un gran arco ojival abocinado. Cuatro arquivoltas enmarcan el tímpano. Las arquivoltas descansan sobre amplias jambas que alojan un Apostolado, con seis figuras a cada lado de la puerta. Contó con parteluz, del que solo se ha conservado la base. A finales del siglo XVI se redujo el vano de la puerta con arquitectura manierista.
Todo el conjunto de la portada, tímpano y arquivoltas, es una escenificación muy imaginativa del Juicio Final.
Tímpano de la Coronería
El tímpano está dividido en dos registros superpuestos. En el superior, de mayores dimensiones se representa la Déesis. Mientras, la parte inferior y el dintel se reservan para el tema de la psicostasis o pesaje de almas.
En la Déesis, Cristo como juez, con nimbo crucífero, se sitúa en el centro. Está sentado mirando hacia el espectador en actitud naturalista. Deja parte del cuerpo al descubierto, mostrando la llaga del costado. Le rodean, uno a cada lado, la Virgen y San Juan. Ambos están en actitud implorante, con las manos juntas, como intermediarios en el Juicio Final. Los espacios de los extremos y el vértice del tímpano están ocupados por ángeles portando los elementos de la Pasión (Armas Christi): lanza a la derecha, columna a la izquierda, y corona de espinas, clavos y la cruz, arriba.
Debajo de la Déesis, en el dintel, el arcángel San Miguel con una balanza procede al pesaje de las almas. Hacia la izquierda avanzan los bienaventurados. Allí son recibidos por un ángel y por una puerta abierta que da paso a la Gloria. Entre los bienaventurados se identifica a algunos personajes. Entre ellos, dos monjes, un obispo, un rey y una reina. Tradicionalmente se han identificado con San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán mostrando al rey Fernando III y a Beatriz de Suabia las bulas de creación de sus respectivas órdenes. Todo ello, en presencia del obispo de Burgos, don Mauricio.
Menos suerte corren los representados a la derecha de San Miguel. Son los condenados a dirigirse al Infierno.
Arquivoltas
Cuenta la Puerta de Coronería, como la del Sarmental, con cuatro arquivoltas. La exterior, más estrecha, presenta decoración vegetal. En la parte baja de las otras tres arquivoltas se continúa con temática del dintel. Bienaventurados y condenados se completan, en la arquivolta exterior, con la resurrección de los muertos. El resto se decoran con querubines de grandes alas y ángeles turiferarios y cerarios.
Por desgracia, la mala conservación, sobre todo de la arquivolta externa, impide una mejor lectura del conjunto.

Jambas
En las jambas de la Puerta de Coronería encontramos un Apostolado que sigue la estructura de la Catedral de Chartres. A ambos lados de la puerta, se alinean los Apóstoles, seis a cada lado. Las estatuas son de un tamaño algo mayor que el natural. Están de pie, bajo dosel y separados por finas columnas. Se apoyan en una repisa soportada por arquitos trilobulados.
El Apostolado parece haber sido realizado por un maestro diferente al resto de la portada. En general, la calidad es inferior a la del resto de la portada. Aunque, incluso entre el propio Apostolado, se aprecian diferencias entre dos grupos. Esto es visible, sobre todo, en el tratamiento de los ropajes.
Esta menor calidad técnica en las jambas lleva a pensar en diferentes talleres. Como ya comentamos, sin estar clara la autoría de la Portada de Coronería, algunas fuentes se la atribuyen al Maestro Enrique. Otro artista de su taller pudo encargarse del Apostolado de las jambas. De ahí las apreciables diferencias.
Maestro Enrique
El Maestro Enrique, de origen francés, es el primer maestro de obra conocido en la Catedral de Burgos. Su presencia en nuestra ciudad se conoce desde 1261. En esa fecha la documentación menciona un “Juan Anrric fijo del maestro de la obra”. Posiblemente se establece en Burgos hacia 1250 para dar un nuevo impulso a las obras de la Catedral. Se tiene por segura su intervención en las obras de los claustros. Más cuestionado es su trabajo en esta portada y en las torres de la fachada oeste.
Compaginaría sus trabajos en la seo burgalesa con su actividad en la Catedral de León hasta su muerte en Burgos en 1277.
Fachada de Coronería
En la parte superior, se completa la portada baja con:
- el claristorio, amplio ventanal con vidrieras dividido en tres vanos apuntados. Las vidrieras góticas originales desaparecen en 1813 con la voladura del Castillo de Burgos por parte de las tropas francesas.
- galería con esculturas de reyes. Están enmarcadas por tres grandes arcos góticos. Estos personajes parecen estar relacionados con los representados en la fachada principal de la catedral, la de Santa María, siguiendo una misma iconografía.
- cuatro ángeles turiferarios bajo la figura de Cristo coronado que remata el conjunto.

Hastial de Portada Coronería. Catedral de Burgos
En 1786 se optó por cerrar definitivamente este acceso a la Catedral de Burgos. Era mucha la gente que seguía usando esta Puerta de Coronería como atajo para pasar de los barrios altos de la ciudad a los bajos. Además, su orientación norte favorecía la entrada de viento y frío al templo.
Puntualmente se siguió abriendo hasta 1830 durante los oficios cuando era peligroso bajar a la iglesia por las calles a causa del hielo. Aunque la tradición nos dice que la última persona que atravesó la Puerta de Coronería fue Napoleón Bonaparte en 1808.
Nuestra Señora de la Alegría
Junto a la Puerta de Coronería, a su derecha, hay una pequeña capilla incrustada en los muros de la catedral. En ella se venera la imagen de Nuestra Señora la Alegría. Cuenta con una cofradía, la de la Virgen de la Alegría, que no depende de la catedral, sino de la vecina iglesia de San Nicolás de Bari.
En la actualidad, la imagen se oculta detrás de unas rejas y de una trama metálica, lo que dificulta su observación. Esto hace que pase generalmente desapercibida su extraordinaria factura.
Es una Virgen sedente con el Niño en su regazo y una piña en su mano derecha. La escultura, de piedra policromada, ya aparece citada en un documento de 1479 pero su factura es muy anterior. De hecho parece relacionada con los talleres que trabajan en los claustros y en las torres de la catedral hacia 1265. También muestra gran afinidad con la Virgen Blanca de León lo que llevaría a plantear una misma autoría de ambas