Los Gigantones de fiesta hoy que es la Festividad de San Lesmes 2019 Patrón de la Ciudad, BURGOS

La Festividad de San Lesmes Abad se celebra el domingo de enero más cercano al día 30, es una de las más queridas por los burgaleses, pues constituye un homenaje al patrón de la ciudad y una ocasión para estrechar lazos con las localidades francesas hermanadas con Burgos, como Loudun. De origen francés, San Lesmes llegó a nuestra ciudad en el siglo XI como parte de séquito del rey Alfonso VI y aquí fundó el monasterio de San Juan Evangelista.

Este monje benedictino alcanzó gran renombre no solo por su labor social con peregrinos y ciudadanos burgaleses, sino también por el papel que desempeñó en el saneamiento urbano gracias a sus conocimientos de ingeniería, llegando a asesorar al concejo municipal sobre la desecación de zonas pantanosas e insalubles.

Por todo ello los burgaleses le escogieron como patrono, y es en las inmediaciones de la iglesia que lleva su nombre donde cada año se celebra su onomástica.

La corporación municipal y las autoridades francesas procedentes de Loudun recorren juntos el camino entre el Ayuntamiento y la iglesia de San Lesmes, escoltados por guardias vestidos de gala. Les acompañan los Gigantillos, danzantes, dulzaineros y peñas de la ciudad. Una vez allí tiene lugar la ceremonia religiosa, en la que el alcalde, en representación de todos los burgaleses, ofrece un cirio y panecillos al santo.

Tras el acto, los grupos folclóricos, danzantes y Gigantillos bailan y animan la fiesta, mientras se puede degustar chorizo, morcilla, vino y otras tapas, así como los tradicionales panecillos de San Lesmes. Conciertos y diversas manifestaciones culturales y deportivas se suceden los días anteriores y posteriores a esta festividad.
Gigantillos

Son dos simpáticos personajes populares de cartón piedra que desfilan durante las fiestas de la ciudad. Creados en 1899, un incendio les destruye en el año 1973 siendo recuperados más tarde por iniciativa del Ayuntamiento.

Representan una pareja serrana de 2,40 metros de altura y 60 Kg. de peso. El gigantillo viste amplia capa parda, ancho sombrero velludo, camisa blanca y lleva en la mano una vara de fresno. La gigantilla viste jubón abierto, con cuello y manga de terciopelo, Chambra blanca con falda de vuelo de colores pardos, delantal largo, mantón serrano y enjoyada con pendientes de bolas a juego con el collar del que pende una cruz. El contoneo de la gigantilla al andar y su gracioso baile junto al gigantillo animan los pasacalles del Corpus, Curpillos y fiestas de San Pedro convirtiéndoles en unos de los personajes más entrañables de Burgos.

Gigantones

Cinco parejas componen los gigantones simbolizando en ellos las distintas razas del mundo. Al igual que los Gigantillos sufrieron la destrucción del fuego en 1973. Su altura varía entre los 3,76 y 4 m.
A las solemnidades de la Cabeza de Castilla asiste -desde antiguo- una Embajada Diplomática de los Cinco Continentes representada en sus más Altos Dignatarios, se trata de LOS GIGANTONES DE BURGOS; cinco parejas de enormes efigies de unos cuatro metros de alto que representando a las razas de mundo en Sus Reyes colaboran al esplendor y boato de nuestras celebraciones.

Sus antecedentes históricos datan del s XIII. En el XVI (1564) ya existe documentación donde se les reseña y en el XVIII (1738) ya se describe que componen un grupo similar al actual compuesto de: Reys e Reynas; Turco y Turca, Gitano y Gitana, Negro y Negra e Gigantillas. En el IXX (1861) sus egregias figuras asisten a la Recepción Real que da la Reina Isabel II en Burgos.

GIGANTONES DE BURGOS

En la actualidad, siempre precedidos de los Gigantillos y al ritmo más ceremonioso de su respectivo “Pitero” desfilan en hilera; solemnes e hieráticos.
ISABEL Y FERNANDO

Los primeros son Los Reyes Católicos revestidos de sus suntuosos ropajes de la Corte Castellana de purpúreo estambre de brocado damasceno, capellina de armiño, y las coronas y cetros de sus Reinos; Tanto Monta.
Don Fernando luce el Toisón de Oro, mientras que de su ceñidor pende tamaña espada ropera envainada.
La efigie de Doña Isabel de Castilla recuerda el retrato que en vida de ella hizo Antonio del Rincón, preciosa reliquia que nunca debió abandonar la Cartuja de Miraflores.

RODRIGO Y XIMENA

Después vienen El Cid y Doña Jimena. Don Ruy de Guerrero Castellano; celada borgoñota, cota de malla completa con capuz, sobrevesta pardisca de brocado, ciñe su Tizona sin guarnir pendiendo del talabarte y lleva escusón en venera con las armas de su linaje. Su esposa va de elegante Dama Castellana con cofia ocre, toca blanca de tul y sus cabellos aprestados en largas trenzas, sus galas son de ricas telas de guadamecí en tonos pajizos con orlas de cañutillo de oro de los que penden madroños de pasamano, como aderezo luce en su busto un camafeo-retrato de su tan bizarro cónyuge.

Siguen una pareja de Caciques Amerindios como aquellos que hasta aquí llegaron acompañando a Don Cristóbal Colón en la vuelta de su segundo viaje; ambos van totalmente vestidos con ropajes de escaques y losanges en ámbar y azabache, uno y otra con arco y aljaba de flechas a la espalda, en el caso de ella como referencia a las temibles amazonas. Él porta feroz destral en mano, mientras ella se adorna con candongas o broquelillos dorados.

CALIFAS

Prosiguen los Califas, él y ella de marcadas facciones prietas y tocados de sendos turbantes donde se alternan el leonado y el azur, él; con mosca y gruesas arracadas colgando de sus orejas, trae tunica pajiza y sobrepelliz bermejo, de su cintura pende terrífica cimitarra. Ella lleva zarcillos y ahogador de abalorios, vestidura de tafetán arrasado en índigo con listas gualdas, medias mangas de muselina blanca y apretadera de trencilla.

EMPERADORES CHINOS

Por último vienen los Emperadores de la China; ambos dos revestidos de tisú sinople exornado de ataujías y áureos cadejos. Él se aventaja de acrecentado mostacho hasta la sotabarba y alongada coleta trenzada al uso del oriente, mientras que los cabellos de ella se ven acicalados en un donoso copete al modo de su origen lo mismo que sus preseas y bejuquillo, a la diestra mano lleva plegado un gentil mosqueador.

Las danzas de todos ellos son egregias y ceremoniosas, no exentas de pomposas reverencias como a la alcurnia de tales majestades corresponde, siendo todas cosas muy de ver, aunque es de advertir que tan solo bailan los forasteros ya que la recia usanza de la Corte de Castilla no gusta de tan notas lisonjas, aunque si de la cortesía como demostrado queda.

Afuera de esto la popular sapiencia también supo de componer trova a sus melodías como la que por verbigracia reza:

Los gigantones, madre, el Día del Señor
como están tan cansados hacen el arrimón.
Alajú, alajú, gigantones, menead con sal los talones,
y a compás, con gracia y contento
a salud del Ayuntamiento.

Mientras que otra más conocida y actual dice:

Los gigantones, madre, el Día del Señor
corren, saltan, grandones, bailan al rededor.