Escultura de Alvar Fañez de Minaya, BURGOS

Fue ALVAR FAÑEZ un miembro más de la familia del Cid, Rodrigo Díaz de Vivar. Concretamente, sobrino, por parte de la mujer del burgalés. Por lo tanto, algo más joven que éste desde su infancia también, formó parte de la casa y luego mesnada del Campeador. Y siempre le veremos, por más joven y valeroso, si cabe, junto al héroe castellano, codo con codo en las batallas, unidos en la desgracia y el destierro, en la conquista y el éxito. Será precisamente el “Cantar del Mío Cid”, la gesta poética y heróica de Castilla, la que mayor cantidad de datos y mejor perfil humano de Alvar Fáñez nos aporten. Otros detalles proceden de los documentos históricos que, en escaso número, nos hablan de su peripecia vital y de sus cargos. Finalmente, la tradición prendida en las consejas y decires del pueblo, nos lo traen hasta hoy con un latido mágico, viviente, sonoro de metálicas andaduras y difíciles pasos de guerra.

Como un joven ayudante o alférez de la mesnada personal del Cid aparece Alvar Fáñez. Ya desde el momento del destierro de Burgos se dibuja su figura. El poeta le señala una y otra vez por sus méritos y virtudes: “el bueno de Minaya”, le adjetiva, y el mismo abad del monasterio de Cardeña así le llama: “Minaya, caballero de prestar”. El mismo Rodrigo Díaz en varias ocasiones, le dedica alabanzas sentidas, fiel dato de su aprecio: “Vos Minaya Albar Fañez/ el mio braço mejor” o “Venides Alvar Fañez / una fortida lança”. El carácter de Minaya como caballero de gran prestancia, valentía y fuerza se repite a lo largo del poema. Cuando se preparan campañas o correrías por tierras de moros, dice el vate en primer lugar: “Primero fabló Minaya, un caballero de prestar”, y al describir las batallas suele salir alguna referencia al castellano
(Agosto de 2012)