La Orden de la Merced se estableció en
Burgos en la segunda mitad del siglo XIII. El primitivo
convento se hallaba alejado de la ciudad, hasta que en 1419, los mercedarios se trasladaron a este lugar. A finales del siglo XV, construyeron un nuevo
edificio contando con la ayuda de importantes
familias burgalesas, como los
Castillo y los Pesquera, que se enterraron en su
iglesia. A finales del siglo XIX, el edificio fue ocupado por los jesuitas, que lo reconstruyeron.