Diseñado el
monasterio y el
edificio eclesial por Juan de Colonia, se iniciaron los trabajos en 1454, para concluir en 1483 bajo la dirección de su hijo Sirnón, una vez que Isabel la Católica decidió impulsar esta obra que serviría de panteón a sus padres y hermano.
El templo, de elegante traza arquitectónica en estilo
gótico tardío (isabelino), alberga obras del genial
escultor Gil de Siloé, como el
retablo mayor, policromado por Diego de la
Cruz, con parte del oro que trajo Colón de América, y los sepulcros del fundador Juan II y su esposa Isabel de
Portugal y el del infante don Alfonso.