Santo Cristo de
Burgos en la
capilla de la catedsral de su mismo nombre. Con la
tradición de que le crece el pelo. A sus pies 6 huevos de avestruz
El llamado SANTO CRISTO DE BURGOS es una talla del siglo XIV y de autor anónimo que ha inspirado un elevado número de réplicas y cuadros que se encuentran en varios países, hasta el punto de que ha pasado de ser el Cristo de
San Agustín a conocerse como el Cristo de Burgos.
El Santo Cristo de Burgos pertenece al grupo iconográfico constituido por los crucifijos articulados, cuya característica principal es su capacidad para mover los brazos y piernas. La existencia de estas imágenes se explica en relación con la liturgia
medieval, concretamente con las ceremonias que se celebraban el Viernes Santo.
El Cristo de Burgos, junto a
Santa María, que da nombre a una de las
puertas principales del templo catedralicio, son las que más devoción despiertan a los burgaleses y visitantes y la imagen se encuentra rodeada de mucha
historia y leyenda.
Los análisis que se realizaron hace unos años, permitieron determinar que el pelo y las uñas de la
escultura son naturales y, la leyenda dice que crecen constantemente. La imagen, realizada en madera, como se ha dicho es articulada y cada una de las articulaciones está cubierta de piel curtida de animal, igual que la herida del costado, lo que contribuye a su originalidad. En sus pies, cinco huevos de avestruz traidos a Burgos desde África por un comerciante local