LA HERGUIJUELA: Cuando era pequeña e iba de fiesta a la Herguijuela,...

Cuando era pequeña e iba de fiesta a la Herguijuela, y nos quedábamos en la casa vieja de mis abuelos, una cosa de lo que más me gustaba, era subirme a un columpio de soga que había a la puerta… aunque áspero, y con muy poco recorrido a mi fascinaba, primero porque no se parecía en nada a los de Madrid, y segundo porque era mío.

AL COLUMPIO DE SOGA DE LA CASA DE LA HERGUI
Anudado en una viga
más vieja que el abuelo,
cuelga su cuerpo de soga
a pocos centímetros del suelo,
a sus potentes brazos
la niña firme se agarra,
se acomoda en su regazo,
mullido con una manta.
Y al infantil y leve impulso,
él la hace volar
en su corto recorrido,
hacia delante, hacía atrás,
sus articulaciones tensas
crujen a coro con la viga,
la niña al vuelo sus trenzas
le jalea con su risa.
Vuelo sin motor
corazón al balanceo,
y el cielo tan cercano
desde el columpio del abuelo.

Ya queda poquito para las fiestas de este año, (que me han soplado que las habeis adelantado a este fin de semana), aunque tengo la agenda un poco apretada la primera semana de agosto, voy a hacer lo imposible por ir allí al menos una mañana, y aunque ya no existe la casa de mis abuelos, ni el columpio de mis sueños, me queda el consuelo de ir al dulcero (que poco falla), y me compraré un par o tres cucuruchos de almendras garrapiñadas, que es otra de las cosas que también hacía de pequeña por ahí, y no se queda en simple evocación.
Por si las moscas, y se tuercen los planes, ¡que os salgan las fiestas como siempore, o sea de lujo!