LA COLILLA: Siguiendo con la serie de de romances, ...

Siguiendo con la serie de de romances,
Los Romances
Los romances son una serien indefinida (en número) de versos octosílabos,
con rima asonante en los versos pares. Se habla de
tirada
o
serie
, porque no
están divididos en estrofas.
Fueron compuestos a finales de la Edad Media (fines del siglo
XIII y siglo
XIV)
, y recién en el siglo XVII se pusieron por escrito
.
Definición según Ramón Menéndez Pidal
: “Son breves poemas épico
-
líricos que se cantaban al son de un instrumento”.
Por lo tanto, los Romances son una combinación
Romance
GERINELDO Y LA INFANTA
-
Gerineldo, Gerineldo,
paje del rey más querido,
quien te tuviera esta noche
en mi jardín florecido.
Válgame Dios, Gerineldo,
cuerpo que tienes tan lindo.
-
Como soy vuestro criado,
señora, burláis conmigo.
-
No me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
-
¿Y cuándo, señora mía,
cumpliréis lo prometido?
-
Entre las doce y la una,
que el rey estará dormido.
Media noche ya es pasada
Gerineldo no ha venido.
" ¡Oh, malhaya, Gerineldo,
quien amor puso contigo!"
-
Ab
raisme, la mi señora,
abraisme, cuerpo garrido.
-
¿Quién a mi estancia se atreve,
quién llama así a mi postigo?
-
No os turbéis, señora mía,
que soy vuestro dulce amigo.
Tomáralo por la mano
y en el lecho lo ha metido;
entre juegos y deleites
la noche se les ha ido,
y allá hacia el amanecer
los dos se duermen vencidos.
Despertado había el rey
de un sueño despavorido.
"O me roban a la infanta
o traicionan el castillo."
Aprisa llama a su paje
pidiéndole los vestidos:
" ¡Gerineldo, Gerineldo,
el mi
paje más querido!"
Tres veces le había llamado,
ninguna le ha respondido.
Puso la espada en la cinta,
adonde la infanta ha ido;
vio a su hija, vio a su paje
como mujer y marido.
" ¿Mataré yo a Gerineldo,
a quien crié desde niño?"
Pues si matare a la infant
a
mi reino queda perdido.
Pondré mi espada por medio
que me sirva de testigo."
Y salióse hacia el jardín
sin ser de nadie sentido.
Rebullíase la infanta
tres horas ya el sol salido;
en el frior de la espada
la dama se ha estremecido.
-
Levántate, Gerineldo,
levántate, dueño mío,
la espada del rey, mi padre
entre los dos ha dormido.
-
¿Y dónde iré, mi señora,
que del rey no sea visto?
-
Vete por ese jardín
cogiendo rosas y lirios;
pesares que te vinieren
yo los partiré contigo.
-
¿Dónde vi
enes, Gerineldo,
tan mustio y descolorido?
-
Vengo del jardín, buen rey,
por ver cómo ha florecido;
la fragancia de una rosa
la color me ha desvaído.
-
De esa rosa que has cortado
mi espada será testigo.
-
Matadme, señor, matadme,
bien lo tengo merecido.
Ello
s en estas razones
la infanta a su padre vino:
-
Rey y señor, no le mates,
más dámelo por marido.
O si lo quieres matar
la muerte será conmigo.
R
omance
del veneno de Moriana
Madrugaba don Alonso
a poco del sol salido;
convidando va a su boda
a los parientes y amigos;
a las puertas de Moriana
sofrenaba su rocino:

Buenos días, Moriana.

Don Alonso, bien venido.

Vengo a brindarte Moriana,
para mi boda el domingo.

Esas bodas, don Alonso,
debieran de ser conmigo;
pero ya que no lo sean,
igual el convite estimo,
y en prueba de la amistad
beberás del fresco vino,
el que solías beber
dentro en mi cuarto florido.
Moriana, muy ligera
en su cuarto se ha metido;
tres onzas de solimán
con el acero ha molido,
de la víbora los ojos,
sangre de un alacrán vivo:

B
ebe, bebe, don Alonso,
bebe de este fresco vino.

Bebe primero, Moriana,
que así está puesto en estilo.
Levantó el vaso Moriana,
lo puso en sus labios finos;
los dientes tiene menudos,
gota dentro no ha vertido.
Don Alonso, como es mozo,
maldita gota ha perdido.

¿Qué me diste, Moriana,
qué me diste en este vino?
¡Las riendas tengo en la mano
y no veo a mi rocino!

Vuelve a casa, don Alonso,
que el día ya va corrido
y se celará tu esposa
si quedas acá conmigo.

¿Qué me diste, Mori
ana,
que pierdo todo el sentido?
¡Sáname de este veneno,
yo me he de casar contigo!

No puede ser, don Alonso,
que el corazón te ha partido.

¡Desdichada de mi madre
que ya no me verá vivo!

Más desdichada la mía
desque te hube conocido.
R
omance
del amor más poderoso que la muerte
Conde Niño por amores
es niño y pasó a la mar
va a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras su caballo bebe,
él canta dulce cantar:
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar.
La reina estaba labrando
,
la hija durmiendo está:
-
levantáos Albaniña,
de vuestro dulce folgar, sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar,
-
No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
sino es el Conde Niño
que por mi quiere finar.
-
Si por tus amores pena,
¡oh, mal ha
ya su cantar!
y porque nunca los goce,
yo le mandaré matar.
-
Si le manda matar madre,
juntos nos han de enterrar.
El murió a la medianoche,
ella a los gallos cantar;
a ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar;
a él, como hijo de conde
unos pasos más atrás.
De ella nació una rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
La reina llena de envidia
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella naciera una g
arza
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.