EL TIEMBLO: EL PEREGRINAJE AL SAN ANTONIO DEL TIEMBLO...

EL PEREGRINAJE AL SAN ANTONIO DEL TIEMBLO

Emprendemos peregrinos el viaje
en la apacible noche septembrina,
envueltos en la sombras del paisaje

que oscuro zigzaguea y difumina.
A la espalda dejamos Cenicientos
y a la izquierda dormida a la colina.

Sin carga de equipaje y con alientos,
embebidos en una charla amena
y guiados por la estrella de los vientos.

Soldamos anualmente la cadena
de nuestra herencia corucha herederos,
pues nunca su tradición nos fue ajena.

Y vamos hacia El Tiemblo mensajeros
de impulso que animó a nuestros mayores
a San Antonio fervientes viajeros.

Ignoramos qué meta o qué favores
les llevó a emprender este camino
de romeros alegres y cantores.

En carros, o a pie, en mulas o en pollino,
las familias agrupadas viajaban
compartiendo sus panes y su vino.

Caravanas coruchas se formaban
y entre salmos de las voces amigas
al beatífico Antonio glosaban.

¿Tal vez cortada la uva y las espigas
y colmadas trojeras y lagares,
en invierno vivían como hormigas?

Y antes del frío y nieve en los lugares
que en El Tiemblo a Antonio da acogida,
buscaban sus abrazos tutelares.

Y siendo tradición tan difundida
implica a nuestro ser y su cultura
y es parte que ya forma en nuestra vida.

De jóvenes hacemos la andadura
entre risas paradas y canciones,
y en la vejez llama la sepultura.

Y el Santo al impartir sus bendiciones
benévolo recibe a su presencia
a cuantos en él buscan soluciones.

La moza que de amores sufre ausencia
amor le pide puro y duradero
y el pecador alivio de conciencia.

Y el enfermo salud y andar ligero,
y el matrimonio infértil pide un hijo,
y al porvenir que no sea agorero
y al año próximo volver de fijo.

Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho