Después de oir la intervención del Sr. Rodríguez Zapatero en el Parlamento, los españoles, creo yo, pueden abandonar definitivamente cualquier esperanza de éxito en la política antiterrorista, así como la negación de demandas, en principio moderadas, del espectro separatista. El Presidente de la nación está sonado, se refugió en el victimismo y en el buenismo (la falta de apoyo de la oposición en su proyecto pasado antiterrorista) e invitó al Sr. Rajoy (que es como invitar a todos los españoles) a que le acompañe a precipitarse en el abismo. Quiso comparar su negociación con ETA con las anteriores, cuando no es comparable ni por su contenido ni por la capacidad de su interlocutor. Propuso un nuevo pacto antiterrorista, pero parece ser que con la idea de recuperar el diálogo con la banda asesina ETA. Rajoy irá de oyente (no tiene más remedio) y es de agradecer, pues por lo menos tendremos un notario del que nos podemos fiar. Yo sigo pensando que antes de que se desgaste más este gobierno, deberían convocarse elecciones para que los españoles decidan y esté suficientemente legitimada las acciones del nuevo gabinete que salga de las urnas. La situación es muy delicada y no es bueno que se complique innecesariamente. La integridad de la columna vertebral de la nación, desde que se hizo cargo del gobierno el Sr. Rodríguez Zapatero, ha sido dañada gravemente; con el último atentado de ETA, y con los que puedan venir, peligra su integridad. Muchas gracias.