La crónica, y todo:
«El bar se llama "El Títere Burlón". Local pequeñito, acogedor, decorado con buen gusto y lleno hasta la bandera (perdón por lo de la bandera).
No recuerdo con exactitud todas las canciones, pero comenzó recorriendo su recién estrenado "Cinturón negro de Karaoke" (eché en falta "El misionero") para continuar con Mi Polinesia, La Odisea, Vecindario, Abajo el Alzheimer, Paréntesis, La yeti, La perversa Leonor (dijo que no se refería a la princesita, que aún era muy pequeña, pero que ya crecería y se haría merecedora de semejante calificativo je je je), incluso cantó la novísima Conmigo y sin mí ¿se llama así?. En los bises: Don Andrés Octogenario y Alta velocidad.
El caso es que, aproximadamente a mitad de la actuación, mantuvo una pugna dialéctica con una de las asistentes a propósito de una petición de ésta. Voy a intentar transcribirla tal cual.
M:" Cuervo ingenio." ( Gritando como una poseída)
Que: "No, esa no es mía."
Alguien del público rectifica a la pobre ignorante y le dice el verdadero título de la canción. "Cuervo ingenuo". Y ella insiste.
M: "Cuervo ingenuo, Cuervo ingenuo, Cuervo ingenuo.¡¡Cántala!!
Que: "No la cantaré"
M: "No hay que olvidar el pasado" (Más voces)
Que: "Esa canción ya no tiene sentido porque hubo mucha gente, seguro que entre ellos muchos conocidos tuyos , que votaron que Sí a aquel referendum. Ya tienen lo que querían. Por lo tanto, ya no viene a cuento cantarla"
M: "Para las generaciones venideras." (muchas más voces)
Que: "Esos, que se las apañen como puedan" (visiblemente contrariado)
Fue un momento de gran tensión, al que el maestro respondió con grandes dosis de paciencia, sensatez y buen humor.
En fín, hay gente que vive anclada en el pasado y que, por supuesto, desconoce por completo todo lo que ha ocurrido en la obra de Krahe desde aquel momento.
A propósito del llenazo, antes de la actuación coincidí con el maestro en la barra y le comenté, en tono de broma, que, o dejaba de tener éxito o nos tendríamos que ir a verlo al Vicente Calderón, a lo que él, absolutamente serio, respondió: "Sería penoso ¿no crees? ". Es la primera vez que tengo la oportunidad de charlar con él y fue una auténtico placer. Muy cercano el maestro.».
«El bar se llama "El Títere Burlón". Local pequeñito, acogedor, decorado con buen gusto y lleno hasta la bandera (perdón por lo de la bandera).
No recuerdo con exactitud todas las canciones, pero comenzó recorriendo su recién estrenado "Cinturón negro de Karaoke" (eché en falta "El misionero") para continuar con Mi Polinesia, La Odisea, Vecindario, Abajo el Alzheimer, Paréntesis, La yeti, La perversa Leonor (dijo que no se refería a la princesita, que aún era muy pequeña, pero que ya crecería y se haría merecedora de semejante calificativo je je je), incluso cantó la novísima Conmigo y sin mí ¿se llama así?. En los bises: Don Andrés Octogenario y Alta velocidad.
El caso es que, aproximadamente a mitad de la actuación, mantuvo una pugna dialéctica con una de las asistentes a propósito de una petición de ésta. Voy a intentar transcribirla tal cual.
M:" Cuervo ingenio." ( Gritando como una poseída)
Que: "No, esa no es mía."
Alguien del público rectifica a la pobre ignorante y le dice el verdadero título de la canción. "Cuervo ingenuo". Y ella insiste.
M: "Cuervo ingenuo, Cuervo ingenuo, Cuervo ingenuo.¡¡Cántala!!
Que: "No la cantaré"
M: "No hay que olvidar el pasado" (Más voces)
Que: "Esa canción ya no tiene sentido porque hubo mucha gente, seguro que entre ellos muchos conocidos tuyos , que votaron que Sí a aquel referendum. Ya tienen lo que querían. Por lo tanto, ya no viene a cuento cantarla"
M: "Para las generaciones venideras." (muchas más voces)
Que: "Esos, que se las apañen como puedan" (visiblemente contrariado)
Fue un momento de gran tensión, al que el maestro respondió con grandes dosis de paciencia, sensatez y buen humor.
En fín, hay gente que vive anclada en el pasado y que, por supuesto, desconoce por completo todo lo que ha ocurrido en la obra de Krahe desde aquel momento.
A propósito del llenazo, antes de la actuación coincidí con el maestro en la barra y le comenté, en tono de broma, que, o dejaba de tener éxito o nos tendríamos que ir a verlo al Vicente Calderón, a lo que él, absolutamente serio, respondió: "Sería penoso ¿no crees? ". Es la primera vez que tengo la oportunidad de charlar con él y fue una auténtico placer. Muy cercano el maestro.».