Ahora que ya termina el verano, tres miembros de La Peña de la Mora mandamos un fuerte saludo a todos aquellos que con su ocasional compañía han hecho mucho más amenas buena parte de las tardes y aun las noches estivales, a todos aquellos infatigables musistas que antes o después han pasado por nuestra mesa y tapete (sólo para demostrar, ¡je, je!, que no saben ni cogerlas y que nada tienen que hacer ante los campeones del torneo del año pasado y subcampeones -¡y sólo "por los puntos"!- del celebrado en el presente): entre los jóvenes, a Juan Antonio y álvaro (leales como pocos), a Javi y Jorge (neófitos y por ello alocados), a David y Bruno (éstos sí, loco el uno y novato el otro), a Sergio (y, vale, a su padre y a su primo); entre los coetáneos, a Juanjo (¡que vaya escapada de cinco días al pueblo se pegó!), a Belén (¡una mujer!, -la excepción, claro-), a Juan Luis (cuando tenía tiempo libre en el bar, que, si no, ya estaba su padre para sustituirlo), a ángel (que disfrutaba con un enano con los envites); y entre los "mayores", a Timoteo (¡el verdadero crack!) y Benjamín (fracasado dueño de, al parecer, una Academia de Mus en Madrid), a Juanito (el más fiel, el más empeñado -a pesar de los disgustos que se lleva cuando lo insultan de repente-) y Alberto (que poco se pudo lucir), a Eduardo (con su calma característica)...
Y ya sabéis: "¡Envido a las dos primeras y, si hay pares, tres!" (y de juego nada, que llevo mis treinta al punto bien preparadas).
Y ya sabéis: "¡Envido a las dos primeras y, si hay pares, tres!" (y de juego nada, que llevo mis treinta al punto bien preparadas).