Cuando la cercanía, la convivencia y la confianza desarrollada en los primeros años de afecto entre padres e hijos han sido llevados de la forma más positiva, la preocupación de estos padres ha de ser menor cuando el joven comienza su adolescencia y empieza a volar solo. Es obvio que la confianza que tienen unos padres sobre sus hijos, es la que se les ha inculcado en esos años de infancia. Si los padres no han desarrollado ningún tipo de confianza, afecto o cercanía sobre sus hijos, deberán estar más atentos y preocupados por sus hijos cuando estos comiencen su etapa de adolescente. En cualquier caso, siempre hay que saber lo que un hijo está haciendo, más aún, si es menor de edad.
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